Por cantar en el café

Por cantar en el café
Por cantar en el café

21 de noviembre 2008 - 05:00

LA Palma es una diputación o pedanía de más de cuatro mil almas que se halla en el corazón del Campo de Cartagena, muy cercana a la ciudad que da nombre a la comarca, comprende este núcleo poblacional también una serie de aldeas y caseríos que remontan su historia hasta el siglo XVI, cuando estas tierras se veían transitadas por las numerosas cabezas de ganado de La Mesta.

Durante el siglo XIX la eclosión de los yacimientos mineros de la región convocó a gentes de diversa procedencia que en aras de un mejor salario dedicaron su vida a la extracción del metal. El café-cantante era uno de los lugares de esparcimiento de esta masa obrera que gustaba oír y ver espectáculos de variedades y de flamenco, al amparo de este ámbito laboral -la minería- el flamenco adquirió madurez en esta zona del levante hispánico donde converge lo tradicional y folklórico con lo flamenco siendo uno de los vehículos transmisores estos lugares en los que servían diversión y bebidas. Es este un cálido homenaje a ese lugar de encuentro en el que las gentes del Campo Cartagena se daban cita para disfrutar de un buen cante.

El Grupo folklórico "Ciudad de Cartagena" de La Palma intenta con este registro resumir, en cierto modo, treinta años de trayectoria que se han destacado por la defensa, difusión y renovación del patrimonio tradicional del campo murciano, una labor que les ha llevado a la recuperación de indumentaria tradicional así como de la antigua tradición de bailadores de La Palma.

Tratan pues de devolver al folklore lo que del folklore había salido así como reivindicar esa parcela que el flamenco ha ocupado por derecho propio en el espacio lírico-musical de esta zona, ello explica porque a lo largo de este registro se detectan rasgos que evidencia ese trasiego entre los géneros, que no hacen sino complementarse, como es caso de la malagueña de Conchita la Peñaranda o el caso de la cartagenera, la murciana y la levantica, si bien hay que destacar que no se desea una lectura flamenca de las mismas sino establecer esas afinidades existentes, dando como resultado: modelos de corte abandolao; o genuinamente flamenco; o de clara factura bolera.

En cuanto al repertorio jotero se rinden ante patrones locales como la Jota de La Palma y la Jota Marinera, la primera estructurada sobre los elementos rítmicos-armónicos característicos de la jota, mientras que en las segunda planean otros motivos, quizás más modernos pero no por ello menos interesantes. No olvidan la larga tradición que las seguidillas tienen por estos lares registrando las Sevillanas de Fuente Álamo.

Murcia tuvo una larga historia de maestros de baile de la escuela bolera, originaria y transmisora, llegó a tener más de ochenta maestros boleros, esa larga tradición queda manifiesta en un largo corpus de piezas que utilizan como excusa el bolero que demuestran a todas luces la larga tradición secular de este baile tan español por estas tierras.

Un trabajo que rinde tributo no sólo a tres decenios de desvelos es también a un sentido homenaje a aquellos que contribuyen a la difusión de manera anónima del patrimonio tradicional.

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