En la casa sin el padre
Muere Caballero Bonald (1926-2021). Obituario
El poeta, novelista y ensayista José Manuel Caballero Bonald muere en Madrid a los 94 años
El autor, Premio Cervantes 2012, deja un prolífico legado literario
Caballero Bonald, oficio de triunfador
"La vejez es una cabronada, tiene la cara muy fea". Lo decía el poeta, novelista y ensayista José Manuel Caballero Bonald, Premio Cervantes 2012, fallecido este domingo en Madrid a los 94 años. La inmortalidad le parecía al autor "engorrosa" y hubiera preferido marcharse con vistas al Coto de Doñana, en su casa de Montijo, 'Los Gallos', donde tenía pensado trasladarse en breve para pasar su últimos días. Allí, junto a sus hijos, su mujer, Pepa Ramis; al abrigo de su araucaria favorita, un árbol al que le tenía especial cariño.
"Una pérdida irreparable para la literatura. Y para mí... pues no te digo nada. Era mi padre literario, me sentía parte de su familia. No nos hacemos a la idea, se tenía que ir pero... Él era muy consciente de todo y ya hace unos meses dijo que le quedaba poco tiempo", cuenta muy emocionada la escritora Josefa Parra, directora de la Fundación José Manuel Caballero Bonald. "Ahora lo que nos queda es luchar por su obra. Nos ha dejado un legado y tenemos que seguir adelante. Desde la Fundación nos encargaremos de que su obra no decaiga. A él le importaba mucho que la memoria de su obra, de su pensamiento siguieran vivas y seguiremos luchando por ello. Yo, al menos, me lo he tomado como algo personal e iremos hasta donde haya que ir. Espero que Jerez también se lo tome como algo muy personal porque es un jerezano muy ilustre".
Hijo de padre cubano y madre francesa, Caballero Bonald nació en Jerez el 11 de noviembre de 1926, en la casa de la Fundación que lleva su nombre. Era padre de cinco hijos y estaba casado con Pepa Ramis.
Tras estudiar Náutica en Cádiz, se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. Impartió Humanidades y Literatura en la Universidad Nacional de Colombia durante años y, de regreso a España, se estableció en Madrid.
“Hijo del mestizaje de europeos y americanos, un escritor de referencia por su imponente personalidad literaria y por enriquecer durante más de medio siglo el patrimonio literario de nuestra lengua". Durante la entrega del Premio Cervantes a Caballero Bonald en 2013, el entonces aún Príncipe Don Felipe lo definió como “un navegante solitario, resistente a las modas y las actitudes gregarias, frente a las cuales ha mantenido un constante desafío de infractor”. “En sus textos –añadió– la palabra se huele, se toca, se saborea, pero sobre todo vemos cómo se abre a significaciones cada vez más ricas”. Destacó cómo esta escritura suya “rica y deslumbrante” estaba además articulada por una conciencia ética, de “integridad extrema”, con inquietudes políticas que le alinearon con los jóvenes poetas de la generación del 50.
"El porvenir está caducado, es muy estrecho. Queda mucho pasado. Mucho pasado. Tengo 83 años... ¿Que qué siento? Zozobra...". Dijo en una entrevista con este Diario en su casa de Sanlúcar, en 2010, con motivo de la recopilación de sus dos libros de memorias en un único volumen, ‘La novela de la memoria’ (Seix Barral).
Soñó Bonald de niño con ser marino mercante y estudió Náutica en Cádiz para ser uno más de los personajes de Conrad, de Stevenson, de London. La gran familia marina. "Tuve la suerte de tener una tisis entre los 17 y 18 años, con toda la suerte que puede suponer tener una tisis, para darme cuenta de que mi salud era en exceso quebradiza para ser marino", contaba.
Y no fue marino y quiso ser filósofo, "una de las muchas equivocaciones que se cometen en la vida". La Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla de aquellos años no le ofreció nada que no fueran largas charlas y una Universidad arrodillada ante el 'gran poder'. Y no fue filósofo ni marino y fue otra cosa que tenía que ver con lo uno y con lo otro, pero no exactamente: 17 poemarios, 5 novelas, unas 30 antologías, memorias, tres adaptaciones de teatro, 25 obras diversas...
En 1952 publicó su primera obra literaria, el poemario 'Las adivinaciones'. Después aparecieron la antología 'Vivir para contarlo' (1969), la novela 'Ágata, ojo de gato' (1975, Premio de la Crítica) y el libro de poesía 'Descrédito del héroe' (1978, Premio de la Crítica).
Su poesía siguió dando frutos con títulos como 'Diario de Argónida' (1998) y las antologías 'Doble vida' (1989), 'Poesía amatoria' (1999), 'Años y libros' (2004) y 'Ruido de muchas aguas' (2011). En 2003 escribe los guiones de los 250 capítulos de la serie documental ‘Andalucía de Cine’.
Al libro 'Antología personal' (2003), le siguieron 'Manual de infractores' (2005), que fue Nacional de Poesía 2006, 'La noche no tiene paredes' (2009) o el largo poema autobiográfico 'Entreguerras' (2012).
En su prosa destacan 'Toda la noche oyeron pasar los pájaros' (1981, Premio Ateneo de Sevilla), 'En la casa del padre' (1988, Premio Plaza y Janés), 'Campo de Agramante' (1992, reeditada en 2005), 'La costumbre de vivir' (2001, reeditado en 2004) y 'Oficio de lector' (2013).
Es autor de ensayos como 'Luces y sombras del flamenco' (1975, reeditado en 2007), 'Luis de Góngora' (1982), 'Sevilla en tiempos de Cervantes' (1991), 'Mar adentro' (2002) o 'Un Madrid literario' (2009).
En 2014 presentó en Madrid su siguiente poemario, 'Desaprendizajes', que defiende la duda como forma de encarar la vida y apareció el recopilatorio 'Anatomía poética'. En mayo de 2017 publicó 'Examen de ingenios', un centenar de retratos literarios de escritores y artistas que conoció a lo largo de su vida.
Desde 2010, el escritor y poeta mantenía en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes parte de su legado, que verá la luz en 2051, cuando se cumpla en el 125 aniversario de su nacimiento.
En 1998, el Ayuntamiento de Jerez crea la Fundación Caballero Bonald. Una entidad que ha trabajado por dar a conocer lo máximo posible la figura de Bonald con innumerables actividades, como su reconocido Congreso o el Premio Internacional de Ensayo. Hay que recordar que fruto de conversaciones previas iniciadas el 22 de enero de 1997, según apunta Julio Neira en su libro 'Memorial de disidencias. Vida y obra de José Manuel Caballero Bonald' (Fundación Lara), en una entrevista con el entonces alcalde Pedro Pacheco, se cerraron ciertas heridas por unas críticas que Bonald hizo en su día y que él asegura que iban dirigidas a la clase social jerezana de la época que detentaba el poder, ya desaparecida, “pero que algunos extendieron a toda la ciudad, cuando él siempre la había sentido como lugar de nacimiento, el compendio del mundo”. Y aclaró Bonald que el artista “debe enfrentarse siempre al poder o, al poderoso, que siempre lo he considerado mi adversario”.
Fue reconocido a lo largo de su carrera literaria con los más prestigiosos premios en lengua castellana y, además del Premio Cervantes, ganó el Premio de la Crítica en tres ocasiones, el Nacional las Letras Españolas en 2005 y el Nacional de Poesía en 2006, además del Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2004, o el Francisco Umbral al libro del año, entre otros. Era Hijo Predilecto de Andalucía, de la provincia de Cádiz y de Jerez, algo que le produjo “honda satisfacción”.
La memoria como reflejo real de lo vivido que no es tal porque cuando el autor empezó a escribir las memorias se dio cuenta de que estaba haciendo “una novela en la que yo era el protagonista, con más intensidad incluso que cuando escribía una novela, con más apoyo argumental en los hechos vividos, pero en todo caso, era una novela”. Y continúa, “porque todo el que recuerda se equivoca. No se puede acordar uno del niño o adolescente que fue sin errores. Este libro ('La novela de la memoria') está lleno de verdades inventadas”. Ya lo dijo Machado: “También la verdad se inventa”.
Crítico, insumiso y socarrón, siempre defendió la potencia "consoladora" de la poesía frente a los trastornos y desánimos que pueda deparar la historia y así lo aseguró en varias ocasiones a lo largo de su vida. Un autor que siempre fue fiel a la faceta indómita de su personalidad que se manifestaba desde su infancia.
Autores han calificado su lectura como “algo inolvidable, un gran espectáculo lingüístico”. Decía Bonald que si hay algo que permanece imborrable "es la certeza de lo que le hizo escritor, porque antes había leído a escritores que me abrieron una puerta, me incitaron a usar su misma herramienta para interpretarla vida. Sin esa enseñanza no estaría aquí ahora. Mi biografía literaria depende tanto de los libros que he escrito como de los que he leído”, dijo cuando recogió el Cervantes.
Un galardón, el Cervantes, que le acompañó cada día “como un motivo de estímulo, en este sobrepasado arrabal de senectud”, que él decía. Porque sí, “queda mucho pasado”, pero tiene Caballero Bonald un prolongado futuro para la historia.
Bonald será incinerado este lunes en Madrid.
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