La síntesis de lo representado
Diario de las artes
CRISTINA CASTELLSAGUÉ.
Espacio Abierto.
JEREZ
NO es un nombre conocido en el arte de nuestro entorno. Debo confesar que ha sido una novedad para mí. No tenía ni idea de quién era. Sí, debo confesar que ha sido todo un descubrimiento porque uno necesita saber, contemplar y disfrutar de amplitud de miras artísticas y de nombres que te rediman del exceso de cercanías que a veces tienes sólo con lo de aquí y su entorno. Además, me alegro por el propio espacio donde se presenta la exposición porque es bueno abrir perspectivas para que el horizonte te ofrezca proposiciones para asumir que existe mucho más que lo que te ofrece las distancias cortas de lo más inmediato.
Cristina Castellsagué se llama; lo que, en principio, te indica que se trata de alguien ajeno a nuestro entorno. Marina y Lucía me dicen que es de Barcelona pero con cierta vinculación a lo de nuestra zona. Su obra descubre, a primera vista, que está en posesión de un lenguaje que atrapa por varias cosas. En primer lugar, no se trata de una pintura muy al uso; refleja entidad, conceptos claros y disposición para afrontar asuntos estéticos de poderosa conformación plástica a la vez que claridad de ideas. Y eso, de entrada, es muy a tener en cuenta, cuando estás harto de encontrarte siempre con lo mismo.
La pintura de esta autora refleja, ante todo, seguridad; seguridad en lo que quiere expresar; seguridad en lo que hace; seguridad en cómo lo hace; seguridad, en definitiva, en su entidad como artista. No es poca cosa. Posee un lenguaje estricto, contenido, sintético y, no me cabe duda de ello, consciente y muy bien estructurado. Cada una de las piezas expuestas surge de una idea muy acertadamente planteada y bien configurada conceptualmente para que, más tarde, desarrolle todo su potencial, primero estético y, después, significativo.
La Castellsagué está al margen de los efectismos representativos, de las exuberancias empáticas dirigidas a miradas fáciles de deslumbrar. Su pintura va por otros derroteros. Le interesa la síntesis, la esencia, lo iniciático; incluso, el esquema antes que la resolución definitiva y cerrada. Además, le interesa, también, lo mínimo con objeto de que esto llegue a producir lo máximo. Así tras cada uno de los esbozos ilustrativos aparece un mundo presentido que se yuxtapone a la forma principal, otorgándole una nueva dimensión.
La exposición provoca a la mirada del espectador que atisba dos propuestas: una, abierta, contundente en su forma, cosificada y, otra, mediata, escenario potencial de una realidad mínima que, sin embargo, abre todas las mayores perspectivas.
Buen proyecto expositivo el que se nos presenta en Espacio Abierto. Primeramente, se nos ofrece la obra de una artista foránea, nueva en esta plaza, que se nos descubre como sabedora de lo que es la moderna figuración y lo que ésta puede aportar; una artista que manifiesta claridad y conciencia creativa a lo que habitualmente nos deja ese arte demasiado lineal e igualatorio. Además, la exposición nos pone en una nueva sintonía; aquella que plantea un arte sin miedos ni complejos; que nos hace participar de una experiencia donde lo mínimo es infinitamente más porque detrás existe una realidad artística muy bien estructurada. La exposición es para contemplarse detenidamente; para pararse a descubrir escenas que están detrás; escenarios muy bien distribuidos para que, desde ellos, se patentice una realidad que no deja indiferente; por la forma y por el contenido.
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