Los contundentes postulados de un arte total
Diario de las artes
Paco Pérez Valencia | Sala Atín Aya (Sevilla)
Paco Pérez Valencia los retos museográficos le sirven de acicate para expresarse a sí mismo y poner en su más alta significación sus muchas facetas de artista total, al tiempo que para superarse y conquistar una cima importante. Lo hemos comprobado en muchas ocasiones. Valgan como ejemplos la exposición de Luis Gordillo en el Reina Sofía de Madrid donde realizó un espectacular montaje expositivo que potenciaba la contundencia y personalidad de la pintura del artista sevillano, o aquella que puso en sumo valor artístico el contenido de la Revista ELLE o, incluso, en la suya en los Claustros de Santo Domingo de Jerez, convirtiendo la sala De Profundis del antiguo cenobio dominico en un sacrosanto lugar lleno de espiritualidad artística. Y ahora, lo comprobamos en la presente exposición en la Sala Atín Aya que, también, ha sido revestida totalmente con la particular obra del creador de Sanlúcar de Barrameda. Porque Paco Pérez Valencia no sería Paco Pérez Valencia si su obra no tuviese ese sentido escenográfico que envuelve de contenido y conceptualidad todos los gestos artísticos que lleva a cabo por mínimos que estos fueran.
Por eso, cualquier manifestación de Paco está llena de un especialísimo sentido museográfico y la exposición organizada por el Ayuntamiento de Sevilla lo tiene y lo hace sentir nada más que uno entra en el edificio. Las tres plantas están llenas de Paco Pérez Valencia; más de doscientas obras que rezuman su dimensión artística pero que, además, nos inundan de ese espíritu de un Paco que no se queda en el mero formulador de intenciones estéticas; hay más, mucho más. Está la vida, las creencias, el mundo agonizante que él mira inquisidor, el grito desesperado que clama vida para los más débiles, la realidad de lo que se observa, quizás, demasiado cercano; está el artista visionario, el creador sensible, el relator de lo que se cuece en un arte que él domina, que él ama, al que a él tanto le duele.
La exposición, como siempre ocurre cuando presenta su obra, está llena de ese espíritu desbordante que es Paco y que, ahora, descubre en una especie de antología artística que rezuma su producción desde hace varias décadas. Así nos encontramos trabajos que ofertan diferentes momentos creativos y con muy diversos planteamientos artísticos; siempre con esa dimensión especial que podríamos decir a lo Paco Pérez Valencia. Porque en la muestra se nos ofrece su pasional testimonio de una realidad artística donde se dan cita muchas de las circunstancias que anima el arte más inmediato.
Así nos topamos con su obra dibujada y pintada, con referencias a sus iconos y mitos artísticos y vitales. En ellas nos plantea un expresionismo figurativo que genera el compromiso con una realidad abierta donde tienen cabida especialísimos argumentos. Al mismo tiempo, abre las perspectivas de un abstracto que, en blanco y negro, predispone a viscerales encuentros con poderosos y bien descritos reduccionismos -las alfombras son buen ejemplo de ellos-.
Momento clave de la exposición es su mosaico de papeles que describe ese relato pasional que siempre subyace en su obra. La vida, la sociedad actual, los conflictos sociales, su mirada crítica hacia lo que ocurre en un mundo desquiciado, se manifiestan en contundentes posiciones donde lo verbal, el texto desgarrado, ofrece una realidad conceptual, sin reveses, que duele y hace pensar. Otro de los momentos claves de la exposición lo constituyen sus grandes velas pintadas que recogen rutas expresivas imprevistas y que abren las perspectivas de una plástica poderosa que no deja indiferente. La muestra se abre, asimismo, a procesos instalativos; una experiencia escenográfica de la que el artista es consumado artífice; trabajos que generan especialísimas fórmulas creativas y que sitúan al espectador en un diálogo constante con lo que se observa; trabajos inundados de esa pasión que el artista pone en todo lo que hace y que siempre va a más porque su mirada, también, va más allá y abre las perspectivas de un arte total donde sólo tiene cabida el poderoso manifiesto de una realidad descrita con vehemencia y hasta con desgarro.
La exposición de la Sala Atín Aya nos conduce por las amplias perspectivas creativas de un Paco Pérez Valencia de clara y poderosa concepción artística, por los inmensos paisajes de un arte que él formula sin miramientos, con contundencia, con gritos desgarrados, con posiciones extremas pero que encierran gestos íntimos, parcelas de un corazón comprometido que se abre a la verdad de un arte sin sujeciones. Una muestra en la que encontramos a un Paco Pérez Valencia más Paco Pérez Valencia que nunca.
También te puede interesar
Lo último