Cultura

“Me emociona la evidencia de seguir pintando el mismo cuadro”

  • El pintor y museógrafo sanluqueño Paco Pérez Valencia inaugurará el 27 de agosto, en los Claustros de Jerez, una muestra que recoge 35 años de profesión y más de 200 historias ‘de cine’

Paco Pérez Valencia posa junto a algunas de su obras, en el montaje de la exposición.

Paco Pérez Valencia posa junto a algunas de su obras, en el montaje de la exposición. / Miguel Ángel González (Jerez)

Pérez Valencia, junto a Bernardo Palomo y Abraham Parrón. Pérez Valencia, junto a Bernardo Palomo y Abraham Parrón.

Pérez Valencia, junto a Bernardo Palomo y Abraham Parrón. / Miguel Ángel González (Jerez)

“Un amigo que trabajaba en la obra de desmantelamiento del Teatro Principal, el cine más longevo de mi ciudad, Sanlúcar de Barrameda, me regaló uno de los momentos más bellos y nostálgicos de mi vida. El cine se convertiría después en un complejo de viviendas y un centro comercial residual en el corazón de la ciudad. Aquel amigo me permitió entrar en su interior a solas, cuando el cine ya estaba desventrado. Le habían retirado todas las butacas, estaba semioscuro, pero me dejaba reconocer todos sus detalles porque lo conocía bien. Allí en medio de su platea, vacía y desmesurada de escala, dejaba entrever resquicios de luz que provenían del exterior, como si fueran llagas en su piel. Fue conmovedor para mí. Su gran pantalla seguía erguida con una aristocracia fascinante. Permanecí ante ella un tiempo que no medí, pero el corazón se me llenó de recuerdos de las muchas de sus películas que allí se me entregaron durante años. Los años más bonitos de mi vida”.

Si por alguna razón estudié la santa carrera de Periodismo fue, sobre todo, para escribir historias. Historias como las que cuenta Paco Pérez Valencia en su próxima exposición en la ciudad, que se inaugurará el 27 de agosto, a las 20,30 horas, en los Claustros. La muestra se llama ‘Teatro Principal’, nombre que tenía el cine que se encontraba en la sanluqueña calle Ancha. Allí pasó Paco muchos momentos y allí construyó gran parte de su imaginario.

“Cuando me plantearon este proyecto expositivo, muy condicionado además por el lugar, pensé en desnudarlo todo. No hay ni un solo panel de separación, tiene la mínima luz, sólo ocho focos, está casi en penumbra. He querido dejar de manifiesto aquí que, como en aquel cine, mis temas han sido una constante. Llevo 35 años haciendo lo mismo, da igual la técnica empleada o la perspectiva. La verdad, la muerte, nosotros y los otros, el viaje, el exilio, el refugiado... han estado siempre en mis trabajos. Los mismos temas sobre los que poner mi vida. Es la misma necesidad. Es como si todo cuanto anhelo y preciso esté contenido en ellos. Es el mundo entero sólo para mí. Veo mi trabajo y me emociono por la evidencia de seguir pintando el mismo cuadro. Y con un tema como excusa puedo concentrar como si fuera un gran collage piezas con 25 y 30 años de diferencia, que siguen diciendo exactamente lo mismo”, explica el autor.

El pintor y museógrafo sanluqueño ha compuesto una obra expresa, ad hoc, en esta exposición con trabajos que estaban muy dispersos, 2/3 son inéditos, nunca habían salido del estudio. Piezas paradas en cruces de caminos que nunca salieron y que ahora llegan a su ‘destino’. De gran formato, telas sin bastidor que le han permitido al artista hacer solapamientos, y que el espectador tendrá que mover para ver lo que hay debajo. “Al ser una exposición cargada de mucho silencio, prácticamente a oscuras, en la sala De profundis, donde se velaba a los muertos, la panorámica al entrar es inmediata”.

¿Por qué en los Claustros? “Uno tiene que adaptarse a donde fue la primera detonación, y esa partió del comisario, Bernardo Palomo, con el deseo de hacer un proyecto futuro, de regreso. Yo ya había expuesto en la Sala Pescadería, en 2005, con una exposición que se llamaba ‘Fuego negro’, que me marcó poderosamente. Y ahora vuelvo a Jerez, a un lugar, los Claustros, tan poderoso que devora todo lo que hay dentro. Aquí hay un diálogo entre él y mis obras, sin artificios”.

Para el montaje de la muestra, Pérez Valencia ha estado acompañado por el también museógrafo Abraham Parrón y por Bernardo Palomo, quien afirma, este último, que después de 35 años en el mundo del arte comisariando de muchas formas, “creo que es una de las exposiciones en las que me he sentido mejor y, sobre todo, que el proyecto nos ha llevado a hacer una cosa diferente, que se aleja de lo que son las muestras al uso: no hay una línea argumental. Lo que uno no encuentra en una exposición habitual, en un espacio tan determinado como son los Claustros. Es la vida artística de Paco. Una muestra que es como es él: artista, profesor de Universidad, museógrafo, montador de exposiciones... Y todo eso está presente aquí. Estoy orgulloso de que me hubiera buscado para esta muestra, que no va a dejar indiferente y va a provocar una tremenda inquietud en quien la vea”.

Pérez Valencia reconoce que lo más impactante a lo que se ha enfrentado durante todo este proceso de puesta en marcha de la exposición ha sido el reencuentro con sus piezas, a las que muchas no veía desde hacía décadas. “He llorado al verlas. Algunas estaban perfectamente y otras habían envejecido regular por el impacto de la humedad. Las he tenido que recuperar y cuando las he visto en la sala... ha sido muy bonito”. Dibujos y pinturas en papel y telas de algodón, de lino y de velas de barco. En total, más de 200 piezas, más de 200 historias. “Soy pintor, cuento historias y vuelvo a ese cine cada vez que sueño”.

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