El gran estamento creativo del arte gaditano
Diario de las Artes

Carmen Bustamante es una de las grandes pintoras de España. Eso nadie lo pone en duda, sólo los equivocados y envidiosos maledicentes que tanto abundan en una profesión artística que tiene mucho de cainita, que es madrastra impenitente antes que acogedora dulce madre y maestra. Ella no sólo es grande ante el caballete, en la soledad de ese maravilloso estudio que mira con desapasionado entusiasmo a las límpidas aguas del Atlántico; también es garante del arte y de sus artistas; es promotora acertada de todo cuanto acontece en una plástica que ella ama por encima de todo. Serena, sensata y lúcida Académica -de Número de nuestra Provincial del Bellas Artes de Cádiz y, ¡ahí es nada!, Correspondiente de la de San Fernando de Madrid- ideó desde la Institución que, ahora, vive forzado exilio de oro en el que fuera el Rectorado de la UCA en el número 16 de la Calle Ancha gaditana, varios proyectos expositivos para acercar el gran arte existente en la provincia de Cádiz a todos los ciudadanos.

Con ello se ponía en valor uno de los objetivos principales que, desde su centenaria fundación, ha animado a la docta corporación académica: estar cerca del pueblo y contribuir al acercamiento a todos de cuanto se desarrolle en los amplísimos estamentos de la Cultura. Y, no cabe duda, que la plástica existente en toda la provincia es de una importancia capital y es punto importante en el conjunto general del arte que se hace en España. Así surgió, el año pasado, la primera edición de UNIVERSOS PARALELOS, una exposición que pretendía dar luz a la importante realidad del arte que tiene lugar en Cádiz y su provincia.

Para ello se buscó el patrocinio de la Fundación Cajasol que puso a disposición, además, su importante espacio expositivo de la Plaza de San Antonio, antigua Casa Pemán. Así, aquel primer proyecto, llevó hasta las espléndidas salas de la entidad colaboradora a la escultura de Sylvain Marc y Mario César de las Cuevas, los estamentos de la buena fotografía de Begoña Lombardía y Nuria Reina, la obra gráfica de Bárbara Shunyí y los abiertos formularios pictóricos de Paco Mármol, Pepe Cano, Manolo Caballero, Magdalena Murciano, Malali Bachiller, Antonio Vela, Fernando Rubio, Julián Delgado y Marisa Bascuñana; buenos esquemas del potencial artístico de la provincia.

Pero, los poderosos argumentos del arte que se hace en todo el conjunto de Cádiz y su amplia área, necesitaba muchas exposiciones como aquella para plantear su inequívoca realidad. Así ha llegado una segunda edición y vendrán, estoy seguro de ello, alguna más.

Para este Universos Paralelos II, su comisaria ha dado una vuelta de tuerca a la formulación expositiva de ese arte gaditano tan extenso y de tanta trascendencia. Ha buscado a una serie de artistas que han formado parte del importante manual artístico que Cádiz ha escrito para bien de la historia del arte español. Y lo ha hecho con creadores que, siendo gaditanos y formando parte de su entramado artístico, trabajan y han trabajado fuera de sus límites, aunque su realidad gaditana se encuentre más que presente.

Artistas de variadísima formulación plástica y estética, artistas que tienen mucha personalidad, que son nombres de capital importancia en el panorama artístico español, que poseen infinita calidad para formar parte de cualquier relato artístico y que son autores validados, con mayúscula, en el mejor paisaje artístico nacional – y algunos con repercusión extrema fuera de nuestras fronteras-. Artistas, en definitiva, que ocupan los más amplios segmentos del arte contemporáneo y que descubren una realidad creativa que nadie puede poner en duda.

La fuerza indudable de un Hernán Cortés, genial retratista, que, además es pintor de muy amplio espectro pictórico. Lita Mora y su particular iconografía llena de sentido. Guillermo Pérez Villalta y su consciente nuevo, pero eterno, clasicismo.

La estructura interna de la pintura que lleva a Vargas a sustraer lo real. El aplastante intimismo del paisaje lírico de Gonzalo Sicre. La arrolladora materialidad geométrica de Antonio Rojas. El absoluto poder de la gran escultura no imitativa de Augusto Arana.

Los desenlaces fotográficos de un Gonzalo Hörn que van más allá de una simple positivación. La descarnada veracidad de lo que se descubre en un mundo en descomposición según Emilio Morenatti.

Y junto a ellos, la obra de los, ya desaparecidos, pero siempre, con su permanente presencia, de Andrés Vázquez de Sola, relator expresionista de una verdad distinta; la cáustica habilidad de Juan Carrero y Enrique Naya -los geniales COSTUS- para plantear la genialidads de una gente de Cádiz transgresora, festiva y única; así como la dualidad visual del universo personal e intransferible de Chema Cobo.

Una exposición redonda, sin aristas desvirtuantes; llena del máximo sentido artístico; relatora de una realidad plástica que argumenta la verdad de un arte sin resquicios.

Una exposición bien pensada, sabiamente elaborada y muy bien puesta en escena con un diseño expositivo lúcido, riguroso y absolutamente elegante.
Muy bien por la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz que cumple con su objetivo de acercar lo mejor del arte a la ciudadanía; muy bien por la Fundación Cajasol colaborando en un proyecto de altura; muy bien por la Instituciones que han contribuido a que la exposición sea lo que es. Y muy bien por Carmen Bustamante, su gran Comisaria, ideando y haciendo posible una muestra para no olvidar.
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