Flamenco

Una nueva aportación para el centenario del ilustre tocaor

  • Diego del Gastor protagoniza el IV volumen de la Serie 'Flamenco y Universidad'

Como parte de un acuerdo entre la Secretaría General de Universidades e Investigación y la Agencia Andaluza para el Desarrollo de Flamenco, desde el año 2006 se viene editando la colección Flamenco y Universidad, una serie documental que alcanza su cuarto volumen, presentado la pasada semana y que está dedicado a la figura del tocaor Diego del Gastor, Diego Amaya Flores (Arriate, Málaga, 1908 - Morón de la Frontera, Sevilla, 1973). La nueva entrega supone un nuevo reconocimiento a la memoria del guitarrista, del que, en el pasado año, se cumplió el centenario de su nacimiento, razón por la que la ciudad en la que vivió la mayor parte de su vida le dedicó un congreso del que dimos cuenta en esta misma sección.

Esta serie de disco-libros se ha distinguido desde su nacimiento por la aportación de documentos inéditos que vienen seleccionados por la relación que el arte flamenco empieza a tener con la universidad desde los años sesenta del pasado siglo. De esa forma, las dos primeras entregas, también reseñadas en esta sección, recogieron sendas conferencias de 1969 y 1972, la primera celebrada en el Aula Magna de la Facultad de Medicina y la segunda en la de Derecho, ambas de la Universidad de Sevilla. De ellas fueron protagonistas Pepe Marchena, con una conferencia que ilustró con su propio cante, y Antonio Mairena, quien puso su voz a la impartida por Rafael Belmonte. Dos documentos que resultaron de lo más interesantes.

Esta cuarta entrega (la tercera tuvo como protagonista a Alfredo Arrebola) se justifica en la presentación por el vínculo que el guitarrista tuvo con la universidad a través de su relación con el desaparecido profesor Alberto García Ulecia. Pero tampoco habría hecho falta buscarla. Lo importante de este volumen es que, de nuevo, se aporta un material inédito de una figura flamenca de tanto interés como es el guitarrista de Morón. Este es debido al archivo de Manuel Pérez Luna, estudiado por Juan Ponce hasta seleccionar una docena de grabaciones inéditas en las que Diego toca en solitario, a diferencia de los muchos registros que de él existen acompañando el cante de Perrate, Fernanda y tantos otros. Porque la trayectoria del tocaor de Morón es singular como pocas. Poco amigo de salir de su pueblo, allí desarrolló una vida sencilla, compartiendo copas en Casa Pepe, dando clases a los americanos que Dohn Pohren alojaba en la Finca de Esparteros, lugar común de un sinfín de fiestas y donde se registraron horas y horas de grabación, la mayoría de las cuales se encuentran ya digitalizadas en el Centro Andaluz de Flamenco.

Antes de los toques seleccionados por Juan Ponce, el disco ofrece una conversación de casi cinco minutos con Diego del Gastor que se atribuye a José María Velázquez Gaztelu, aunque los primeros dos minutos parecen proceder de un registro distinto. En ese corte, el tocaor, además de explicar sus orígenes familiares, por lo que se aclara que siendo de Arriate y habiendo vivido en Morón llevara el nombre de la localidad gastoreña, responde a algunas preguntas sobre la guitarra y su toque. Cuenta, así, que estudió algo de solfeo, y opina que los conocimientos de música "siempre son una ventaja", aunque para afirmar "después que, "para tocar flamenco, hay que sentir". También piensa el artista que la guitarra de su tiempo (años setenta del pasado siglo), "se toca con más velocidad" que cincuenta años antes, y añade que "hoy los chavales tocan la guitarra divinamente", aunque advierte que "el sentir la guitarra es una cosa y el ejecutar es otra", una sentencia que, casualmente, se sigue escuchando de los maestros de hoy acerca de los jóvenes de este tiempo.

Ni que decir tiene que, como en otras ocasiones, y para mayor disfrute de los aficionados, el cuadernillo que acompaña el disco está lleno de textos, fotos y documentos sobre la vida y la obra del artista. Entre ellos, y en este caso, destaca una exhaustiva guía de audición y análisis musical de los doce toques que se recogen en la grabación, una labor que ha estado a cargo del recopilador, Juan Ponce López y de Ángel Luis Cañete Díaz.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios