"No todos somos pájaros sin vuelo pero todos tenemos un perdigón en el alma"

Luis Mateo Díez. Escritor

Un hombre perdido en una ciudad perdida se enfrenta a un día crucial de su vida, éste es el atractivo planteamiento que el autor leonés nos propone con su nueva novela que sale a la luz con Alfaguara

El escritor Luis Mateo Díez, hace unos días.
El escritor Luis Mateo Díez, hace unos días.
Tamara García / Cádiz

11 de octubre 2011 - 05:00

Un hombre perdido que fue un niño perdido. Una ciudad entre claroscuros. Sueños y bichos. Un colon melancólico. Estreñimiento y extrañeza. Un día que ejemplifica toda una vida y humor, mucho humor. Contradicciones y contrastes envueltos en una prosa de altura son las claves que Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) utiliza para contar un día de la vida de Ismael Cieza, un personaje entrañable, tan vitalista como incapacitado para la acción, que sustenta la nueva novela del escritor, Pájaro sin vuelo.

-En 'Pájaro sin vuelo' construye usted un personaje perdido, ¿en algún momento en la vida todos somos un poco Ismael Cieza ?

-El elemento sustancial de la condición humana es la fragilidad. Existe una contradicción entre la imagen de esos bichos pensantes que somos, todopoderosos en nuestras capacidades, y esa fragilidad de emociones y sentimientos que tenemos. Ismael es un pájaro sin vuelo porque padece cierta inclinación a la inutilidad, a la incapacidad para resolver y, tal vez, por eso su destino personal está lleno de encomiendas. Ismael es una persona de voluntad un poco dañada, una suerte de antihéroe con sus sombras y también con sus luces. Por eso, es un ser entrañable... No todas las personas son Ismael Cieza, no todas son pájaros sin vuelo pero todas tenemos un perdigón en el alma.

-Dice que Ismael es entrañable pero a veces, como lector, te enfadas con él por esa incapacidad suya para la acción.

-Eso ocurre un poco con todos mis personajes. Yo los llamo héroes del fracaso. Son personajes que viven intensamente lo cotidiano, no se van a cazar leones a África pero viven la aventura del día a día. Sus vidas son intensas y defienden su manera de vivirlas porque tienen claro el sentido de su vida. No son seres egocéntricos, ni pagados de sí mismos. Realmente están más cerca de la nobleza aunque llevan un lastre arrastrando del que son conscientes. Sí, puede que te enfades porque están más cerca del antihéroe que del héroe pero es que en nuestra sociedad llamamos héroes o ejemplaridad a falsos engaños, a personas que predican de mala manera.

-¿Un mundo donde el fracaso puede ser rebeldía?

-Un mundo lleno de fatuidad donde las rebajas de la crisis nos ha puesto a cada uno en nuestro sitio. Teníamos una estrambótica fascinación por los bienes de consumo, la idea de lujo, el dinero... Todo eso pertenece a la fantasía. Nada de eso es necesario para ser feliz. También ocurre que somos muy ambiciosos con la felicidad, queremos una felicidad extrema, absoluta, y, es mejor, conformarse, en el mejor sentido de la palabra, con las felicidades que nos ofrece el día a día. Y el personaje de Ismael se mueve en la cercanía de todo eso. Es una persona que en un día de su vida se enfrenta a esas contradicciones.

-Toda una vida en un día...

-Sí, me gustaba esa idea porque pienso que en un día se puede ejemplificar al cien por cien las cosas importantes que te han podido suceder, las deudas que sobrevienen del pasado, toda la desgracia y toda la pasión de una vida a lo largo de una jornada. Porque el libro comienza cuando Ismael abre los ojos y se despierta para enfrentarse a uno de los días más cruciales de su vida y culmina cuando se acuesta. Es una historia ejemplar tras la que existe, por qué no, una lección moral a favor de esos seres cotidianos que se pierden en el anonimato de la existencia. Una manera de dar a lo diario una lucidez filosófica

-Además de Ismael, hay una serie de personajes que me llaman mucho la atención, como su amigo Lucio y Calixto, el camarero del bar. Ambos dan esa visión filosófica.

-Ismael va disfrutando en su ruta de navegación de la compañía de diferentes personas con las que tendrá una gran complicidad. Está su ex mujer, un misterioso chico que lo persigue, su jefe, el hijo de su jefe... La mayoría y, en concreto, esos dos amigos de los que me hablas, comparten con él una lucidez que se expresa en aseveraciones filosóficas, se expresan, incluso, de manera proverbial y con muchas referencias metafóricas.

-Muy simpáticas, por cierto, las metáforas y todo ese lenguaje que utilizan Ismael y Calixto para hablar del 'mal de cuerpo' (estreñimiento crónico) que comparten.

-Sí, están escritas con mucha ironía porque quería que en esta novela tuviera un tono humorístico pero también para que fuéramos conscientes de la importancia de la parte material del ser humano ya que los escritores muchas veces divagamos en sentimientos y percepciones. Quería poner de relevancia lo crucial que puede ser conseguir el sosiego del cuerpo para alcanzar el sosiego del alma. Estreñido y extraño, ¿no? que dice Ismael en la novela.

-También dice el personaje que su carácter melancólico se forjó en la taza del water

-Sí, él habla en alguna ocasión de colon melancólico (ríe). Creo que Ismael llega a conmover, en el sentido más jocoso de la palabra, porque nos transmite lo que siente a través de su aparato digestivo, que es mucho más ilustrativo que el discurrir de la sangre por las venas. Ahora que lo pienso, esta novela es una metáfora sobre la angustia vital a través del aparato digestivo (bromea y vuelve a reír el autor).

-'Pájaro sin vuelo' también tiene algo de mágico con todas esas imágenes oníricas.

-Me gusta mucho el género del misterio, así que en la novela introduzco una parte misteriosa a través de los recuerdos y las percepciones de Ismael que se relacionan con el mundo de los sueños y, a veces, con ciertos bichos simbólicos de la vida del protagonista. Es cierto que esas imágenes son como ensoñaciones, casi fantasmales y le aportan a una novela realista algo de irrealidad. Creo que enriquecen al personaje y a su mundo.

-Y todos ellos tan especiales que no podrían vivir en otro lugar que no fuera la comarca de Celama, su universo.

-Es un territorio personal que podría ser una provincia indeterminada del noroeste peninsular, una ciudad simbólica presente en buena parte de mi obra. Celama irradia una peculiar fosforescencia que contagia a los personajes. Algunos de ellos vienen de ahí, otros, han querido ir pero no pueden entrar. Las ciudades de Celama son esas ciudades laberínticas, extrañas, que tiene cierta belleza de antigüedad pero que ya son viejas, esas ciudades donde me gusta moverme siempre. Cuando mis lectores habituales lean Doza, ya sabrán por donde van los tiros...

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