¿Para qué más sirve una rotonda...?
Mortero Bastardo
Espacios de Impunidad para Posibles Acupunturas Urbanas.
SI por alguna razón es conocida Jerez en época contemporánea es sin duda por su extensa colección de variopintas rotondas. Lejos de ser una anécdota exclusivamente local, lo cierto es que la rotonda aparece como un síntoma indisoluble del modelo extendido por toda España, como prueba la plataforma digital ww.nacionrotonda.com que con gran éxito ha tratado el fenómeno de la burbuja inmobiliaria.
Sin embargo lo que es especialmente particular en Jerez es que, además de su función reguladora del tráfico, a la rotonda se le ha encontrado una utilidad adicional como macetero de un vasto catálogo de controvertidas esculturas urbanas puestas exclusivamente al servicio de la redefinición simbólica y política de la ciudad. Precisamente Estaban Ruiz,en su libro titulado “Construcción Simbólica de la Ciudad”, dedica varios capítulos a esta ideologización del espacio público en nuestra ciudad.
Al margen del encendido debate público y sin valorar la verdadera dimensión de esta controvertida revisión histórica que no deja indiferente ni a ciudadanos ni a visitantes –y que levanta rotondas a señoritos y bodegueros pero no a mozos ni arrumbadores-, la cuestión realmente interesante es investigar cómo las rotondas podrían reciclarse para albergar mayor vida que la resultante de ser eficientes reguladores del tráfico.
Considerando que actualmente ocupan en la ciudad una superficie total equivalente a más de la mitad del centro histórico, con un radio medio de unos 30 m cada una, las posibilidades de repensarlas como nodos energéticos, viveros o equipamientos sociales son realmente enormes; porque lo más interesante de las rotondas es que, como las calificarían los arquitectos madrileños Ábalosy Herreros, son áreas de impunidad, agujeros negros, espacios que no pertenecen a nada ni a nadie y que por la tanto son potencialmente re-apropiables.
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