María Manzano. Pianista

"La sociedad tiene que convencerse de que invertir en cultura no es un lujo"

  • Chiclanera, de 28 años, reside desde hace dos años en París y próximamente vivirá en Nueva York, donde una beca le permitirá cursar un master de interpretación y ejercer de profesora

María Manzano recuerda que, desde muy pequeña, se sentía atraída por el sonido de un piano vertical que un hermano tocaba en la casa de su Chiclana natal. A los cinco años, ella fue capaz de interpretar al piano, solo de oídas, una melodía que dejó perplejos a sus padres. Fue entonces cuando empezó a recibir clases particulares de piano hasta que, a los ocho años, ingresó en el Conservatorio de Cádiz. Madrid, Granada, Barcelona y París, donde actualmente reside, fueron sus siguientes destinos formativos. Acostumbrada a tocar con sus manos las teclas del piano, esta chiclanera de 28 años tocará también el cielo musical cuando en breve marche a Nueva York para disfrutar de una beca que le permitirá cursar un master de interpretación y ejercer de profesora adjunta en la New York University.

-¿Cuál ha sido hasta ahora la etapa formativa más importante de su carrera?

-Una etapa que me marcó mucho fue Madrid. Siendo tan jovencita y la primera vez que salía de casa, fue para mí un proceso de un grandísimo y continuo aprendizaje en todos los sentidos: musical, cultural y por supuesto personal. Además de mi maravillosa experiencia académica, bajo la tutela de María Luisa Villalba, viví en un colegio mayor donde había una enorme actividad cultural y donde convivía con estudiantes de todos las carreras y procedencias de España. Una gran experiencia.

Pero si debo destacar sólo una, la etapa más decisiva de mi carrera musical hasta ahora, han sido sin lugar a dudas mis cuatro años en el Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona. Aunque todos y cada uno de los profesores y centros por los que han pasado en mi carrera han dejado una huella en mí muy importante, el paso por el Liceo ha sido lo que ha permitido el mayor desarrollo de mi carrera hasta ahora por dos razones: en primer lugar, con el profesor Albert Attenelle he podido hacer el progreso musical más importante que he logrado hasta ahora, y siento que he podido alcanzar el mayor desarrollo de mi madurez artística hasta el presente. Y en segundo lugar, me ha proporcionado unas oportunidades que nunca hubiera tenido en otros centros.

El Liceo apostó por mí desde prácticamente el primer momento, becándome en varias ocasiones y dándome la gran oportunidad de participar y representar al centro en múltiples conciertos y eventos, teniendo así la oportunidad de tocar para personalidades de gran relevancia, como por ejemplo la Reina doña Sofía que, como es bien sabido, es una persona muy entendida en música clásica y preocupada por el arte musical. También tuve la oportunidad de ser becada como integrante del Trío del Conservatorio del Liceo, formación con la que además de participar en numerosos conciertos, obtuve diversos premios y reconocimientos nacionales e internacionales.

-¿Dónde perfeccionó después sus estudios musicales?

-En el mismo Conservatorio Superior de Música del Liceo, en la Universidad Internacional de Andalucía y, actualmente, en L'École Normale Supérieure de Musique de París.

Tras finalizar el grado superior en 2009 en el Liceo, estaba tan satisfecha de los resultados, que decidí continuar mis estudios de Perfeccionamiento de Piano y Música de Cámara con mi profesor Albert Attenelle. En estos estudios la carga lectiva era menor, así que decidí compaginarlos con los estudios de 'Experto universitario' en la Universidad Internacional de Andalucía, que pude realizar gracias a una beca que me otorgó la misma Universidad y posteriormente los de Master en Interpretación, gracias a otra de Artmusic.

Y en 2010 decidí participar en el concurso 'Joves Promeses' de la Fundación de Música Ferrer-Salat, en el que gané una beca que me permitió realizar un segundo año de Perfeccionamiento en el Liceo. Junto a la idea de haberme trasladado al Conservatorio del Liceo, el presentarme a este concurso ha sido la mejor decisión que he tomado hasta el día de hoy en mi carrera profesional.

Este concurso ha sido totalmente crucial en mi carrera, no sólo por la beca obtenida, sino por tomar contacto con una fundación de una profesionalidad y compromiso con los músicos como jamás he conocido en mi vida. Esta fundación ha querido seguir haciéndose cargo de mi carrera apoyándome en mis pasos posteriores y es la responsable de que haya sido posible económicamente mi estancia en París y vayan a serlo mis dos próximos años en Nueva York.

-Vive fuera de España, en París, ¿es eso algo vital para su trayectoria?

-Sí, es mi segundo año en París. Mi vida en París me ha aportado muchísimo. Y al margen de todo lo mucho que he aprendido musicalmente hablando, al tener la oportunidad de recibir enseñanzas de grandes maestros del piano y la música de cámara, tanto o más importante ha sido mi aprendizaje en otros aspectos de la vida tan importantes como las relaciones humanas, la cultura, las lenguas, la política o la pintura. Tengo la gran suerte de haber sido aceptada para residir en la Cité Internationale Universitaire de Paris, donde convivimos gente seleccionada de todos los países y todas las especialidades en un precioso campus rodeado de naturaleza en plena ciudad de París. La oferta cultural de la Cité es impresionante y el enriquecimiento personal logrado solo por el hecho de convivir con personas de todo el mundo ha sido y está siendo muy grande. Para un intérprete, cuyo cometido es transmitir sentimientos y emociones, ese bagaje extra-musical es crucial.

-Ahora marchará a Nueva York tras lograr una beca que le ha supuesto una dura preparación y proceso de selección: ¿en qué consistirá su estancia en Nueva York?

-Voy a realizar un segundo Master de Interpretación Musical en la Especialidad de Piano, así como ejercer de profesora adjunta de la New York University. Tras haber sido aceptada en la Manhattan School of Music y la New York University, he decidido por el momento este primer año ingresar en New York University ya que creo que mi experiencia va a ser más completa. Tengo la gran suerte de que New York University no sólo me haya admitido como alumna de Master Piano Performance sino que además me ha ofrecido la Highest Merit Scholarship (beca al más alto mérito). Y esto, sumado a la oportunidad de introducirme en el terreno profesional en una institución como esta, es algo de lo que me siento profundamente halagada y que no podía rechazar.

Pero haciendo referencia a los resultados que he obtenido en Nueva York, que jamás habría imaginado, no puedo dejar de nombrar a la Fundación de Música Ferrer-Salat, especialmente a su presidente Sergi Ferrer-Salat y a su esposa, Montse Viladot. Ellos fueron quienes me animaron a intentar hacer las pruebas en centros de referencia mundial como son New York University y Manhattan School of Music, garantizándome su apoyo económico en el caso de que entrara en uno de estos centros de la élite mundial. Estas dos personas, de una generosidad y calidad humana impresionantes, junto al incondicional apoyo de mi familia me han dado unos ánimos, fuerza y optimismo. Estoy segura de que sin toda esa energía jamás podría haber logrado pasar toda la dura preparación y el proceso de selección en un tiempo tan ajustado como el que tuve para hacerlo.

-Hábleme de sus compositores favoritos a la hora de interpretar.

-De manera natural siempre me decanté por el repertorio austro-alemán de los siglos XVIII y XIX, como por ejemplo Beethoven, Brahms o Schumann, así como la escuela pianística española de compositores como Granados o Albéniz. He tenido la suerte de poder trabajar con grandes expertos en estos compositores. Creo que, a pesar de ser tan diferentes, los lenguajes y el sonido pianístico de esos repertorios tienen en común un elevado contenido poético y la fuerte individualidad de compositores con profundos sentimientos humanos y una capacidad de comunicación muy intensa. Para interpretar su música se requiere una gran perfección técnica, pero no un virtuosismo vacío o gimnástico. La dificultad pianística en ellos es el resultado del dominio absoluto de los recursos sonoros del instrumento al servicio de una idea expresiva y en la búsqueda de la belleza y la magia del sonido.

-¿Y de los intérpretes contemporáneos? Suena mucho el onubense Javier Perianes, pero además parece que el piano vive un buen momento, ¿es así?

- Perianes es un muy buen pianista y un músico experimentado y un ejemplo de los muy buenos músicos que están saliendo en las más recientes generaciones en España.

La verdad es que no creo que el piano esté ahora viviendo su mejor momento tampoco. Es cierto que hay más gente que se dedica a la música ahora que en el pasado. La sociedad oriental, especialmente China, Corea y Japón, se han introducido con muchísima fuerza en la música clásica occidental, por tanto hay mucha más concurrencia y el mundo musical se ha convertido en algo mucho más competitivo y casi 'deportivo' que en tiempos pasados. Pero bajo mi punto de vista, no quiere decir que hablemos de una mayor calidad que en épocas pasadas. En nuestro presente tampoco es que aparezcan muchos músicos de una talla comparable a la de los míticos Rubinstein, Gilels, Arrau, Berman, Michelangeli... Parece que hay un mayor interés por la perfección técnica, la eficacia y el perfil de pianista de concurso, que la verdad es que, bajo mi punto de vista, no es siempre el perfil de pianista que emociona al oyente.

-¿Ha dado conciertos en Cádiz, en su provincia, hay algún proyecto futuro?

-La verdad es que hace ya bastantes años que no toco en mi provincia. El año pasado tuve un ofrecimiento por parte de un ayuntamiento para participar en un ciclo de música donde suelen llevar a músicos de gran nivel, pero el ciclo fue cancelado. Por supuesto, siempre que me fuera posible estaría encantada de tocar en mi tierra.

-¿Cómo ve el panorama musical español?

-El panorama musical español es innegable que está muy difícil. Siempre lo estuvo por diversos motivos, pero es evidente que la crisis económica lo ha agravado. No obstante, pienso que la crisis que ha perjudicado al mundo musical y sobre todo en concreto a la música clásica (terreno en el que en comparación con otros países siempre hemos estado a la cola) no viene solo dada por una falta de medios económicos, sino por una falta generalizada de interés y de valoración de la cultura. La sociedad tiene que estar convencida de la importancia de la cultura y de que invertir en ella no es un lujo, sino una necesidad. La educación insuficiente en la sensibilidad por el arte y la cultura provoca una menor demanda de música de verdadera calidad, lo que representa un empobrecimiento espiritual que puede ser preocupante.

-¿Ha tocado también el campo de la composición?

-Sí, pero lo cierto es que tampoco mucho, lo normal que exigen los estudios musicales reglados. Pero la verdad es que en mi etapa de Madrid me interesé especialmente por este terreno y estuve durante un año recibiendo seis horas de clase de composición a la semana. Pude hacer algunas cosas más o menos, pero bueno, es un mundo que respeto mucho y en el que yo no soy experta en absoluto.

-¿Qué espera del futuro?

-La verdad es que no tengo ninguna meta en concreto, o más bien podría entenderse que las tengo todas al mismo tiempo. Mi principal propósito es continuar aprendiendo y superarme cada día. Aprender lo máximo posible y tener la mayor actividad musical en los escenarios y en el campo de la enseñanza que también me apasiona. Y en definitiva, poder seguir disfrutando tanto de mi profesión como lo hago actualmente.

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