'Veranea en la Bodega'

Andrés Suárez: "Ahora canto por propio egoísmo"

El cantautor Andrés Suárez, durante un concierto.

El cantautor Andrés Suárez, durante un concierto. / Kiko Delgado (Efe)

La vitalidad de Andrés Suárez contagia. Se encuentra en una etapa en la que defiende la vida a través de sus canciones. "Por propio egoísmo", como él mismo dice, pero sobre todo porque quiere que con su música valoremos lo bello y maravilloso que tenemos a diario. Quienes ya le conocíamos valoramos sus ganas de hacernos feliz con su música. Por eso, quienes aún no le conozcan tienen, el próximo 5 de agosto, una gran oportunidad de asistir a un concierto que les va a convencer de la fuerza de un músico y una banda perfectamente engranada que lo mismo te deleita con un blues, con una balada o un rock eléctrico apasionante. Su música es embaucadora. Sus palabras, en las distancias cortas de una entrevista, son pura energía que se sintetizan en sentimientos de verdad y de congruencia artística. Por eso, sus elocuentes palabras sirven perfectamente para definirle como cantante.

Ilusión. Mucha. Venir a Jerez, mucha. Recuerdo aquellos años sagrados por los andenes del metro, años sagrados para mí, porque al disco uno y al disco nueve los quiero por igual. He viajado mucho y la zona gaditana tiene algo especial. Llevo más de quince años pasando por la provincia de Cádiz. La gente rebosa alegría y me llama la atención la risa, el humor y la buena gente. Es un lugar que te trata como casa, y mira si es importante que lo digo yo siendo gallego.

Ganas. Volver a Jerez. ¡Joder, macho¡ Con todo mi equipo, mis tres furgonetas llenas, mis diecisiete personas, mis luces y mi sonido. Es lo más. Quiero hacer un concierto como los de antes de la pandemia, porque yo tuve el privilegio de actuar en Jerez y en la provincia con formato de mascarillas, las distancias, y demás… era lo que tocaba. Pero eso no se puede comparar con ver a la gente saltando, riendo de pie, alegre y feliz. Reivindicando la vida, que lo malo, ¡carallo!, ya pasó. Esas son mis ganas, mi sed de Jerez.

Público. El 5 de agosto yo invito a la gente a que venga a celebrar la vuelta a la realidad que conocíamos, el poder dejar las malas noticias, y agradecer a los sanitarios que se llevaron años lidiando con lo peor y a los periodistas que lleváis dos años y medio, retransmitiendo una suerte de infierno en todos lados y ya llega un momento que te preguntas cuándo se va a acabar esto.

Sensaciones. Ahora los conciertos son una suerte de fiesta. Acabo de llegar de Colombia y de México y la gente se pone de pie, en la butaca. Nos miramos los músicos y yo y nos decimos qué coño pasa aquí. Pues joder, a lo mejor es que no podíamos más. A lo mejor la música es la vía de escape. A lo mejor durante las dos horas de un concierto queremos celebrar la vida.

Dedicación. Esto es como cuando te preguntan si prefieres un concierto íntimo en un bar o un Wizink Center lleno. Tengo la suerte de haberlo llenado ambos más de una vez. Vaya privilegio. Cantar a tanta gente es como la suma de muchos bares pequeños, de muchos Pay Pay. Es igual, tienes que entregarte para dos personas o para veinte mil.

Subtexto de su música. Mi concierto en mi nueva gira, en mi viaje de ida y vuelta, como el título de mi trabajo, hay espacio para la guitarra y voz, hay espacio para el violín, para un tema melancólico en el piano, y que la gente se acuerde del Alzheimer de sus abuelos, para el rock, y hay canciones de esperanza de vida. No estoy vendiendo humo, ¡hostias!, que yo hice el disco muy vital. Es mi “viaje de ida y vuelta”.

Alma en las canciones. Salgo de un hospital contra todo pronóstico, como diría el maestro Sabina, me olvido de todas las canciones tristes porque no puedo hacer un disco sobre todo lo que hemos pasado porque yo no podría cantarlo. Yo quiero cantar a la vida, me aferro a los humoristas que me hicieron reír en la pandemia, me aferro al humor, al amor. Al sexo, a la amistad.

Vida. Dejando al lado la que se titula 'Pensando en ti' o 'Moraima', canto en positivo. Por el público, pero sobre todo por mí. Soy egoísta. Yo personalmente no puedo más, yo he llegado a un límite de presión mental, de tristeza, de agobio, de angustia tras lo vivido, que canto al Parkinson pero con felicidad o, por ejemplo, canto el tema 'Por no decir tu nombre' con base electrónica, con rock. Mucha caña y cuando canto yo doy saltos. Estoy más vivo que nunca.

Objetivos. Los míos. Relatar y retratar la vida como la conozco, a lo largo de 9 discos, 22 años, 2 libros. Evidentemente uno tiene derecho a escribir discos y canciones resacosos, melancólicos, derrotados. Por supuesto, y no me arrepiento. Cerré bares y fui feliz. Pero ahora soy mucho más feliz, porque ahora es un disco alegre, nada de tristeza ni muerte, ni soledad, ni despedida.

Inspiraciones. Muchas. Mi heroína es ahora una madre que no sabe cómo va a llegar a fin de mes pero lleva al colegio a varios críos haciéndoles reír. O, una chica de Salamanca, preciosa por dentro y por fuera, con dos hijos, que te da una lección de vida todos los días, porque con un dolor diario por el Parkinson, que la hace llorar, lucha con su sonrisa, se levanta a carcajada limpia, te dice que no duele, hace feliz a los demás y cree que la vida es maravillosa. Y escribo 'Valientes'. ¡Qué cojones te voy yo a cantar yo una canción triste! Al contrario, le hice un reggae para bailarlos juntos con su marido. Ese es el espíritu de este nuevo disco.

Empatía. En los directos actuales, hay gente que cree que en mi concierto solo habría canciones de este disco. No es así. Con ya nueve discos, hay otras canciones que me apetece cantar. Van a haber muchas sorpresas, van a haber invitados sorpresa que no me dejan decir. Estaremos toda la banda, todo mi equipo. ¡Hostia, va a ser una noche bastante espectacular! Dentro de unos años yo me voy a acordar seguro de este 5 de agosto de este 2023.

Cantautor. Ese tema es un melón complicado de abrir. Pero me encanta la pregunta. Excepto los Beatles que eran dos, te contesto como buen gallego con una pregunta: ¿Qué no es un cantautor? Todo aquel autor de música y letra y, a partir de ahí, represéntelo usted en jazz, en flamenco, en blues o lo que sea. Rob Iniesta y Extremoduro es cantautor. Un tipo que compone con su guitarra española en su casa y después con la eléctrica suena como una apisonadora.

Autoestima. Pues sucede que lo que a mí me duele es que vengo de Mexico y Javier Ruibal es Dios, Serrat es Dios, Aute es Dios. Que no los toquen porque te comen. Tienen hasta nombres de plazas y estatuas por todos lados. No digo que no sean queridos en España, estoy diciendo que allí son dioses. ¡Qué coño pasa en España! Hasta hace muy poco decías que eras cantautor y te miraban mal: este tío es un melancólico y solo canta canciones tristes.

Amistad. Yo llevo una banda de rock a Jerez, una banda que llevamos catorce años tocando y vamos a terminar el concierto haciendo puro rock, pero de repente puedo cantar la canción 'Rosa y Manuel' y sigo siendo yo. Cantautor es un tipo que compone su obra, y no es peyorativo. Oiga usted está en el país de Sabina, Aute, Ruibal, Milanés. Lo más grande. Yo me excluyo. Mis nietos van a cantar el 'Ojalá' de Silvio y la famosa 'Yolanda' de Pablo. Será la música clásica del futuro.

Energía. Entonces qué sucede, que si un chaval de catorce años se quiere dedicar a la música y abre su guitarra para que se la firme, como me pasó el otro día, le reivindico que no soy un “cansaautor”. No canso, no soy un tipo triste en un bar poniendo triste a la gente. No. Soy un autor de mi obra, de mi música y mis letras van a hacer llorar en Jerez, pero también van a hacer reír y disfrutar. Quiero que la gente baile, se ponga de pie en la silla y disfrute esa noche.

Tras estos minutos hablando está claro que es un comunicador genial. Nos despedimos citándonos el próximo 5 de agosto. Lo celebraremos esa noche. Seguro que será inolvidable, ¡carallo!

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