Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
Los andaluces queremos volver a… y el mal de China
Tribuna Económica
Utilizar deuda -apalancarse- puede ayudar al accionista a incrementar sus ganancias. Por eso intentan que mientras más deuda, mejor. Pero existe otro componente que no conviene olvidar: la deuda introduce riesgo. Ese impulso al margen de ganancia del accionista sólo se produce si la empresa consigue obtener una rentabilidad con el desarrollo de su actividad superior al coste de las deudas. En caso contrario, el accionista lo que puede ver es cómo se multiplican las pérdidas: los recursos propios se consumirían de manera acelerada. La banca corre ese riesgo de forma extrema. Es un sector exageradamente apalancado y actualmente es un negocio con una rentabilidad escasa. ¿Deben o no deben repartir dividendos?
La estructura financiera bancaria es del 5% de recursos propios, como mucho, y el 95% de deuda. La regulación ha ido siendo más permisiva a lo largo de la historia con el apalancamiento bancario. Ningún sector puede permitirse esas proporciones. Les gustaría, claro, pero los acreedores son los que ponen los límites. Estos exigen que los accionistas se pringuen lo suficiente para absorber las posibles pérdidas. Es difícil que nadie pueda abordar un negocio sin comprometerse al menos con un 30% ó 40% de dinero propio. La banca lo consigue porque su mayor fuente de financiación es el dinero de usted o el mío: los depósitos bancarios.
Convertidos en negocios de altísimo riesgo, cuando llegó la pandemia éste se agudizó, y el BCE hizo algo por reforzar la solvencia bancaria: limitó el reparto de dividendos. Tal como está el sector, las ampliaciones de capital no son factibles; la única vía para incrementar los recursos propios es por autofinanciación: dejar todos los recursos generados en la empresa en forma de reservas. Hubiera resultado todo un escándalo que los accionistas siguieran cobrando como si no pasara nada.
Hace unos días, tras año y medio, el BCE decidió levantar -con algunas limitaciones- las restricciones a los dividendos a partir del mes de octubre. "Las últimas proyecciones macroeconómicas confirman el repunte económico e indican una incertidumbre reducida, lo que está mejorando la confianza en las trayectorias de capital de los bancos", han argumentado. Los bancos se preparan para repartir hasta el 50% del beneficio.
Lo cierto es que los accionistas -si se les puede llamar así- se retiran si no hay dividendos, lo que tampoco ayuda en nada a preservar la viabilidad bancaria. Las cotizaciones están deprimidísimas. Sólo les interesa la retribución; que el negocio -"su negocio"- sea solvente y persista en el tiempo, los trae al fresco. El riesgo se lo tienen completamente transferido a los gobiernos.
Apalancarse es levantar, mover algo con ayuda de una palanca. De Arquímedes es la famosa frase "dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". Pero Arquímedes lo dijo a sabiendas que no existe ese punto de apoyo; quería extremar el ejemplo para que se entienda el poder de la herramienta. El mundo se ha movido, sin duda, muchísimo con el apoyo de la deuda. Las economías han prosperado enormemente con el apalancamiento bancario. Pero nos hemos pasado bien de rosca. Los gobiernos han sido cómplices y han terminado esclavos.
También te puede interesar
Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
Los andaluces queremos volver a… y el mal de China
A contraluz
Manuel Pareja
Un doble aniversario y un recuerdo necesario
Visto y Oído
Christian
Salud sin fronteras
Nueva especialidad de Genética