Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Nunca me ha gustado el verano. Ni siquiera cuando estaba sujeto a las vacaciones escolares -por mi profesión maravillosa de maestro escuela- me volvían loco tantos días ‘soportando’ una inactividad impuesta. Pido todas las disculpas a los que ansían que lleguen las jornadas estivales para disfrutar sus bien ganados días de asueto. Pero eso es otra cosa.

Como mi verano de infancia estaba regido por la playa; la playa de vías en las estaciones donde vivía, las cosas de la playa en mi casa no han hecho excesiva gracia; es más, en mi familia nunca se ha dicho eso de ¡vamos a la playa!; nosotros cuando podíamos, íbamos al mar. Eran veranos de muchísima calor, tanta como ahora; aunque nos digan que estas calores son las más altas de la historia. Que se lo hubiesen dicho al pobre de mi padre, deambulando, de día y de noche por las playas, de vías, con la chaqueta azul abrochada hasta arriba o, posteriormente, con aquellas camisas celestonas que RENFE se inventó y que eran de tela tiesa como la uralita.

Nunca gustó en mi casa el verano. Eran dos meses de soledades manifiestas, con la gente huida al mar, mientras tú te quedabas solo esperando que llegasen los días de Trofeos. El Costa del Sol, el Teresa Herrera y, sobre todo, el Carranza. Después llegarían otros muchos, al calor -nunca mejor dicho- de aquellos tres. El Ciudad de Sevilla, el de la Línea, el Ciudad de los Cármenes... hasta el del Mantecado de Estepa.

Sí, es cierto, no crean que es un mero recurso literario para llenar espacio. Los Trofeos eran de lo mejor que pasaba en los veranos de nuestra niñez. Eran buenos para todo. Suplían la sequía de Liga en los meses sin Liga, te permitían estar al tanto de los fichajes. Ahora el sonsonete de los traspasos es tedioso. Estamos hartos de lo de ‘Embapé’, que si viene o no, o lo del Isco, que ha cambiado de acera ¡pobrecito! Además los Trofeos servían para aprender algo de geografía. ¿Dónde estaba la ciudad de Santos? Pues gracias al Carranza te enterabas que estaba en Brasil. Lo mismo que gracias al Ciudad de Sevilla sabías que el Honved era el equipo de Budapest, que, a su vez, era la capital de Hungría. Hoy los niños creen que Hungría es una cantante. La culpa, los pocos Trofeos de verano que quedan.

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