Análisis

David rubio 'el pirulo' YouTube: elmundodepirulo220 Facebook: elmundodepirulo220 Insta: @elmundodepirulo220

Un Camino hacia el corazón

Hay dos Caminos en mi vida, el Camino del Rocío y el Camino de Santiago. Ambos los he hecho en varias ocasiones y ambos en modo PEREGRINO. Pero ocupémosno del del Patrón que es el que nos trae a este medio.

Puede haber tantas maneras de hacer el Camino como personas hay que lo hacen. Todas válidas y ninguna mejor o peor. Hoy por hoy no es un camino de Fe y peregrinación con connotaciones religiosas salvo en contadas excepciones. Muy poca gente me he encontrado haciendo el Camino por motivos religiosos, que los hay, pero en los caminos que he realizado, Primitivo y Vía de la Plata, se pueden contar con los dedos de una mano. Pero lo que sí es innegable es que es un Camino del alma, un Camino espiritual que la limpia y llena el corazón.

Siempre te atrapa, Siempre. Quizás empieces tu Camino en busca de aventuras, como reto deportivo, como forma económica de viajar o para conocer a gente. Esto realmente da igual, porque hay un momento, en el discurrir de los días, que el Camino te llama, te muestra la senda y te conviertes en PEREGRINO. Esa es la magia del Camino, esa es su esencia. Tu corazón llega como si fuera una lechuga llena de hojas que no sirven para comer: envidias, odios, rencores, apatía, dejadez, mentiras… Poco a poco, paso tras paso, se van quitando esas capas, esas hojas sucias e inservibles y vamos encontrando su verdadero fruto, un corazón limpio y puro que nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos. Entonces el Camino, tú Camino, se convierte en algo espiritual, en un viaje del alma hacia tu YO más personal. Eso se va transmitiendo de PEREGRINO en PEREGRINO y es lo que convierte el Camino a Santiago de Compostela en algo único y especial.

¿Qué ocurre cuando te vuelves PEREGRINO?

Esto no es algo inmediato, tampoco si lo haces por motivos religiosos. Tienen que pasar varios días para darle tiempo al Camino a que deshoje tu corazón. Pero una vez que esto pasa, comienzas a disfrutar los kilómetros. Ya lo importante no es el final de etapa y la merecida comida con los amigos, viejos o nuevos, si no la etapa en sí. Madrugar será un placer, un nuevo día será una nueva experiencia para tu corazón y tu alma. Querrás caminar a pesar de ampollas o dolores musculares. El Camino te habrá atrapado, te has convertido en PEREGRINO y se lo quieres mostrar y contar al mundo.

En mi último Camino, de Jerez a Santiago, mi meta, mi objetivo, no era llegar a Santiago de Compostela. No digo con esto que no quisiera llegar, tampoco sabía si podría, sólo quiero decir que para mí lo importante era vivirlo. Volver a encontrarme conmigo mismo, volver a sentir esa sensación de PEREGRINO única en el mundo. Quería quitarme capas, liberarme, y por qué no decirlo, limpiarme de tantas cosas que día a día van ensuciando el alma y el corazón. Paso a paso, metro a metro, kilómetro a kilómetro, etapa tras etapa, fui interiorizando sentimientos, unos bonitos y otros muy feos. Al principio el esfuerzo físico no me dejaba. Los dolores de pies, gemelos, rodillas, hombros y espalda me lo impedían. Pero cuando todo esto pasó y mi cuerpo se acostumbro a caminar durante horas bajo un sol de castigo, plena ola de calor en verano, comencé a empaparme de la magia del camino. Caminar solo por la desierta Vía de la Plata te da la posibilidad de reír a carcajadas y de llorar a lágrima viva en medio de paisajes increíbles sin preocuparte si alguien te escucha o te ve. Los sentimientos a flor de piel y un corazón deshojado me dio la oportunidad de conocer a gente maravillosa, otra parte importante del camino. Hice amigos que lo serán para Siempre y compartí momentos, intimidades, miedos y esperanzas con personas que acababa de conocer. Pero es que ellos también se habían limpiado de sus capas más feas y mostraban lo mejor de si mismos.

Llegué a la Plaza del Obradoiro y lloré, lloré de alegría y de tristeza. Sentimientos encontrados que pelee durante 38 días. Abracé al Santo que me esperaba y que no me lo puso fácil. Había vivido el Camino de mi Vida, seguro que habrá otros, pero ninguno tan intenso como aquel.

Documenté mi camino y subí muchos videos a YouTube y a Facebook todos los días. Es mi diario, mi experiencia vital a la que algunas veces me agarro con una copa de vino de Jerez para que no se me olvide nunca que no puedo permitir que mi corazón y mi alma se vuelvan a llenas de capas, de hojas que lo único que hacen es no dejar que mi corazón y mi alma brillen.

Buen Camino, Peregrino.

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