Consejos vendo...

04 de septiembre 2023 - 00:15

Que para mí no tengo. En la España del primer cuarto de este siglo incierto la doble moral que con fruición atribuimos a otros tiempos y otros personajes de nuestra denostada historia, sigue más viva que nunca. Los ateos de nuestro pasado en común, los críticos de cualquier cosa a los que todo le huele a rancio y los escépticos de guardia que nos recetan como pensar, vivir o comer en perfecta uniformidad, van ganando por goleada lo que ahora llaman el relato. ¡Ay quien se salga del guión!

Este pasado mes de agosto quedará señalado como un hito de la nueva religión buenista; lo que hubiera costado años de batalla cultural woke, conseguido en un par de semanas. Periodistas retractándose, tertulianos adeptos señalados, ministros compitiendo a ver quien condena con más fogosidad, traidores a lo defendido hace diez minutos, todos protegiendo el sueldo público o subvencionado y la presunción de inocencia en la misma esquina de siempre llorando su maldita suerte.

En este ambiente tan distraído, Unidas Podemos, casi muerta tras el caluroso 23-J tiene que reajustar sus filas. La pasta ha cambiado de manos y la suerte de bando. Llega el momento del ERE. Ciscándose en cualquier plan de igualdad o principio feminista de lucha contra la discriminación, se carga al 70% de la plantilla. De los 74 trabajadores, quedan solo 28; hombres 21, mujeres 7. El 64% de la lista del ERE que van a la calle, son mujeres. ¡Que machirulos!

No queda ahí la cosa, los defensores de los trabajadores que propugnan el despido de 45 días, tan solo darán 38 días a los suyos y gracias. Más bien debería decir a las suyas, porque la mayoría de afectadas mal pagadas son mujeres. Después del ERE, el 82% del Partido son hombres y el 18% mujeres. Ya pueden quitar lo de Unidas. No verán ninguna manifestación, para eso ya está el quinqui de Rubiales.

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