Análisis

Gumersindo ruiz

Economía intangible en el debate político

No he terminado aún de leer el libro Capitalismo sin capital, de Haskel y Westlake, que tiene como subtítulo El avance de la economía intangible, pero comprendo ya por qué ha levantado tanta expectación en la empresa, la economía general y la política. A diferencia de una fábrica tradicional, o una red de establecimientos u oficinas, el activo del balance (lo que los autores llaman capital) de la sueca Spotify o la norteamericana Netflix es principalmente el intangible de los derechos sobre la mayor colección de música y películas que existe; y el activo físico de Apple es apenas el 1% del millón de millones de dólares que la compañía ha llegado a valer en Bolsa, y ni siquiera tiene una sede social en propiedad, pues la ha comprado Pontegadea, la sociedad inmobiliaria de Amancio Ortega.

Ésta es la primera idea que sacamos, que hay países donde se invierte en intangibles -Suecia, Estados Unidos y Finlandia-; otros donde se combinan tangibles e intangibles, como Alemania y Francia; y España, donde sólo se invierte en inmuebles e infraestructuras físicas, y es la excepción por la prácticamente nula inversión en intangibles.

Sin embargo, lo intangible es una fuente formidable de ingresos y beneficios, productividad, competitividad, y buenos empleos.

Vi hace poco una información sobre Apple donde la matriz recogía el 90% de los beneficios y tenía sólo el 10% del total de empleados respecto a proveedores, los cuales, con el 90% de la fuerza laboral, recibían el 10% de esos beneficios; los intangibles de Apple proporcionan así, a accionistas y empleados -dentro de los cuales también hay fuertes diferencias-, unos ingresos estupendos, mientras que los que fabrican, repartidos por todo el mundo, se tienen que conformar con lo que les toca. Esto ocurre, por ejemplo, también en Gibraltar, tema polémico en el debate político, con una economía intangible peculiar, sustentada en el juego on line, servicios financieros, el tabaco, y otros, y donde menos del 6% de los españoles tienen trabajos profesionales o de gestión, y ganan un 35% menos que la media de los trabajadores de la colonia.

Cuando hablamos de crecimiento de la economía, tenemos que pensar que hay cosas que no se miden, o de forma distinta según los países.

Starbuck es sólo una marca, Microsoft un software, Amazon una red intangible de proveedores y clientes; la inversión en cultura o entretenimiento vendibles, películas, libros, música, en el desarrollo de marcas, bases de datos, organización y conocimiento de mercados, es difícil de medir, pero muy real.

Nosotros gastamos fortunas en carreteras, estaciones de AVE y portuarias, aeropuertos, alojamientos, enfocadas al turismo; o a infraestructuras de agua, luz, hospitales, atendiendo a masas puntuales de visitantes, lo que está muy bien, pero no dedicamos un euro al desarrollo y manejo de las bases de datos de flujos turísticos, plataformas de alojamiento o taxis, intangibles en los que invierten de verdad unas pocas docenas de compañía, en menos de una docena de países.

Aquí sí hay tema para debate por los políticos y sus equipos de expertos.

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