Siempre se repite la misma historia: no hay año nuevo que comience sin los clásicos y estériles propósitos de enmienda. Ancestrales ritos nos llevan a colgar de la pared bonitos calendarios, con la intención de ir marcando en ellos cada uno de nuestros avances, o en su mayoría, aquellas fechas en las que los defectos superan todo progreso previo. Yo tengo por norma usar dos almanaques, uno con imágenes de la Sierra de Cádiz, fabricado por mi amigo Manuel en su imprenta, que ocupa un lugar relevante en la cocina, mientras que el segundo es, por hábito auto impuesto, el tan afamado de National Geographic, que solía comprar en un quiosco de prensa para decorar con él mi cuarto de escritura y lectura. Pero en esta ocasión, como ocurre con otras muchas cuestiones afectadas por la pandemia, he tenido que adquirirlo vía Amazon, aunque es justo reconocer que la experiencia ha merecido tanto la pena, que de momento es lo más destacado en este 2021 recién iniciado.

Sin duda, me llevé una grata sorpresa comprobando que, además del típico calendario de naturaleza, compuesto por animales indómitos, paisajes de ensueño o montañas famosas, la prestigiosa Sociedad Científica ofrecía también otras alternativas dignas de mención. Al final, acabé escogiendo uno denominado ‘Espacio’, con escenas interestelares, galaxias diversas y cohetes de la NASA, que describían a la perfección mis más recientes inquietudes, anhelos e intereses.

Recuerdo como si fuese ayer que siendo muy joven, tras incorporarme al escuchar el despertador por las mañanas, pasaba unos segundos sentado al borde de la cama. Mi padre solía cerciorarse si yo hacía el remolón y, al verme en esa postura ‘zen’, sentenciaba: “Al hombre pobre la cama se lo come. En lugar de quedarte así, pega un bote y ponte los zapatos”. Han pasado los años y no he cambiado, mantengo mi ritual de meditación matinal, aunque reconozco que últimamente hay días en los que quisiera dar de verdad el bote e irme a vivir a Neptuno, o más lejos...

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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