La banda de la porra de la Independencia, los Bildu etarras de siempre reconvertidos a juicio del Presidente en un partido con responsabilidad de Estado, los niñatos antisistema, los CDR de la Cup que quemaron Barcelona con impunidad inusitada y golpearon sin descanso a la policía, están indignados porque el CNI los ha espiado.

Lo que sorprende no es la pose nacionalista sino la respuesta de un Gobierno que necesita contentar a quien los sostiene en la Moncloa. El precio que paga el PSOE por sacar adelante un Real Decreto que se quedará corto mañana es meter a toda la banda en el sancta sanctórum de los Secretos de Estado.

Ahora, en la Casa de la Seguridad Nacional meterán sus narices quienes quieren acabar con la nación tal y como la conocemos hoy. Nuestro progresista Presidente cree que el terrorista Otegui- con quien gobierna en Navarra- es un hombre de Estado. No le parece mal que los que descerrajaron un tiro en la nuca a Miguel Angel Blanco, volaron el Hipercor de Barcelona o la Casa Cuartel - niños incluidos- de Zaragoza y mataron políticos socialistas, estén al tanto de los pormenores de nuestra seguridad.

Es como poner al Carnicero de Mondragón al frente del CNI. Al Presidente no le importa que los delincuentes de la CUP que han incendiado Cataluña tantas veces sean mañana la zorra que guarda las gallinas.

No puedo imaginar la frustración que han de sentir tantos policías que se jugaron la vida aquellos meses. Quienes escaparon en el maletero de un coche o asumieron prisión hasta que su oportuno indulto los sacó a la calle aún más envalentonados, son los nuevos dueños de lo que podemos llamar hoy, la Inseguridad Nacional.

Mientras, el electorado socialista más cafetero, hipnotizado ante tamaña ristra de ignominias y el escaso socialismo decente que aún debe quedar, callado. Desmemoria histórica.

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