Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

La madre naturaleza es más madraza que nunca cuando nos acoge a pesar del daño diario que le hacemos. Nos manda señales y nos pone en alerta para que no nos desviemos de la senda correcta ni nos metamos en lodazales que pueden significar el estancamiento del progreso. Es por eso que las borrascas, los vientos huracanados y la ciclogénesis hace que las tormentas sean cada vez más peligrosas. Pero también sabemos que tenemos suficiente sapiencia y tecnología para predecir catástrofes y lo raro es que no seamos capaces de prevenir antes que aparezcan las fotografías y los videos de miles de rincones destrozados o de vidas humanas en peligro mortal.

No estaría de más una apuesta por la prevención en ciudades, parques, ríos o costas. En vez de presupuestos para diputados que llevan meses con las actividades bloqueadas, en vez de partidas económicas para gastos de representación, en vez de puestos intermedios, medios y extremos super engordados, de libre designación y de designación encubierta o de gastos que no se justifican, deberíamos optar por hacer entender a la sociedad y por consiguiente a nuestros representantes, cuales son los ámbitos ineludibles a mejorar. La prevención en salud y en educación es fundamental. Hacer todo lo posible porque las cosas funcionen con humanidad y eficacia es lo mínimo exigible.

Pero otro gran apartado es hacer que el entorno ecológico que es nuestro hábitat diario sea lo más seguro posible y se preserve lo mejor posible para futuras generaciones. No estaría de más desviar presupuestos para que las posibles amenazas de la naturaleza dejen las mínimas secuelas. Es fácil, con concienciación y trabajando para que todo aquello que pudiera ser un riesgo para las personas estuviese minimizado. Es cierto que por estos lares no tenemos que esquivar balas, pero eso de esquivar patinetes por las aceras o ramas de árboles tampoco es muy agradable.

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