A. Salido

Felonías

07 de septiembre 2023 - 00:00

España es una gran nación a la que, de vez en cuando, le toca torear con traidores, desleales y felones. Pero a todos les llegará su merecido y el justo correctivo a la magnitud de sus bellaquerías.

Ya vendió don Julián a la España visigoda en el 711 prestando sus barcos ceutíes para la invasión de Tariq y Muzza. ¿O qué decir del cínico fray Bartolomé de las Casas? Un encomendero renegado y embustero que prendió la propaganda antiespañola por el descubrimiento de América, que aún hoy dura. Quizá peor fuera Antonio Pérez, secretario de Felipe II vendido a franceses e ingleses, aunque de poco le sirviera pues murió solo y pobre.

No todo fue obra del personal subalterno. La traición de Carlos IV y Fernando VII, -el papá y el niño-, ante el todopoderoso Napoleón obligó a las gaditanas a hacerse tirabuzones con los cañonazos de Pepe Botella.

Toca ahora revivir la historia. Estamos nuevamente en manos de felones y felonas. Otra vez empeñados en la destrucción de la nación y, otra vez, desde el gobierno que debiera protegerla. Venimos asistiendo, con cierta complacencia e indiferencia popular, a la participación de terroristas asesinos en el gobierno patrio y a la concurrencia de rebeldes y sediciosos en las instituciones del Estado.

Hemos visto a la vicepresidenta del Gobierno, no ya dándose un ‘piquito’ futbolero con el más sonado prófugo español, sino de rodillas y complaciente, propinando una profunda felonía al independentismo butifarrero. Otra vez España y sus instituciones siendo el hazmerreír de Europa. Cuesta trabajo digerir que matando, como mataron los etarras, se logren objetivos políticos. No obstante, bueno es saberlo, por si se encarta. Mientras tanto, toca aguantar como lo hacen las hembras cabales de Cádiz, que cuando nacen ya vienen pidiendo guerra, guerra, guerra.

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