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Análisis

José Castaño Rubiales

¿Fin del machismo cofrade?

A todas las hermanas de Jesús. Henchido de satisfacción deseo felicitar a las cinco hermanas que son las máximas representantes de sus respectivas hermandades.

Tan felices nombramientos me hacen recordar los grandes perjuicios que contra ellas se tuvo siempre en la mayoría de las hermandades jerezanas y cómo fueron insultadas continuamente por quienes presumían de grandes cristianos y, sobre todo, muy marianos. Sin embargo, eran enemigos de la presencia de las mujeres en las filas de sus cofradías.

En San Juan de Letrán sabemos muchos de tan grandes machismos y de las grandes vejaciones y sufrimientos que padecieron las Hermanas de Jesús por renovar sus devociones heredadas de siglos de sus antepasadas acompañado a Jesús Nazareno.

Ellas siempre tuvieron, en esta hermandad, el respeto que merecían, pero no solo como fregonas, ni como figurantes para rellenar el cortejo de la procesión en la calle cada Noche de Jesús. Ellas tenían, cuando en la sociedad española la mayoría de las mujeres no contaban para nada, voz y votos en los Cabildos.

En este sentido recuerdo que, cuando el año 1988, el primer Obispo de Jerez, don Rafael Bellido Caro, decretó las dos primeras Hermanas en toda Andalucía como miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Jesús Nazareno, fueron muchos cofrades preclaros, los que se rajaron las vestiduras y acusaron al Obispo de todo.

Qué dirían estos ahora que las mujeres están consiguiendo sus derechos y los machismos están condenados a sufrir el fuego eterno.

Recuerdo cómo el año 1990, una hermandad gaditana organizó un encuentro al que solo podían asistir las Juntas de Gobiernos, pero sin compañía de las esposas.

Cuando apareció la Junta de Gobierno de la Hermandad de Jesús jerezana y los organizadores vieron que llegamos con dos mujeres, produjo tantos comentarios, que unos de los responsables hizo llegar al Hermano Mayor de Jesús, que si no había leído que estaban prohibido la presencia de las esposas de los miembros de las Juntas invitadas. Cuando el pobre hombre fue enterado que aquellas dos señoras eran miembros de la Junta de Gobierno, se vio obligado a informar a todos los inconformes, que ambas tenían otorgados los mismos derechos de cuantos directivos de Hermandades nos encontrábamos en aquella convivencia cofrade.

Por eso, cuando me llega la feliz noticia de los nombramientos de tan admiradas Hermanas Mayores, me han hecho recordar a las cientos de hermanas que sufrieron muchas Noches de Jesús, e incluso todos los días de año, que las nombrasen con un título vejatorio e insultante, que como una gracia inventaron cuantos cofrades les molestaban la presencia y participación con plenos derechos de las mujeres en las cofradías.

Con el recuerdo agradecido y emocionado a todas las Hermanas de Jesús, mis grandes y profundos deseos que estas Hermanas Mayores, tengan los éxitos que merecen al frente de sus respectivas Hermandades, estos serán la mejor manera de acabar de una vez con los machismos cofrades.

Hermanas Eva, Inmaculada, Marisa, Marta y María del Carmen, enhorabuena y mucha suerte en los cumplimientos de vuestras responsabilidades cofrades.

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