El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de menos a más
Tribuna Económica
Muchos afirman que tras el Covid-19 nada será igual. Sin embargo, más que una fractura lo que probablemente provocará es la aceleración de tendencias sociales, económicas, tecnológicas y políticas previamente existentes. Una de ellas es la guerra fría entre Estados Unidos y China. Lo que empezó siendo una guerra comercial ha mutado en una confrontación total, en la que la contienda tecnológica es el elemento principal.
La pandemia ha puesto a prueba la fortaleza de los contendientes y China ha ganado la partida gestionando más eficientemente la crisis sanitaria y la económica. China ha superado la pandemia con un crecimiento del PIB del 2,3% y una previsión del 8% para 2021. Estados Unidos ha sido una de las economías que peor gestión sanitaria ha realizado. La gestión económica ha sido mejor, el FMI predice un crecimiento del 6,4% para 2021, el nivel que perdió en 2019 . China se consolidará como la primera potencia mundial. Pero la batalla importante no es la del crecimiento, sino la de la tecnología . China persigue un crecimiento estable, sostenible y equilibrado, priorizando la calidad sobre la cantidad. Con un mayor peso del consumo privado y las exportaciones de alto valor tecnológico, creciente apertura exterior y una mayor integración en los mercados internacionales. La aspiración de China es que el yuan alcance la hegemonía del mercado financiero internacional.
Estados Unidos es consciente de que el que lidere la inteligencia artificial, la robótica y el conjunto de las TIC será el que dominará el mundo. Le alarma el avance tecnológico vertiginoso de China. Su estrategia para la próxima década es el mantenimiento del liderazgo tecnológico mundial, para lo cual es imprescindible parar a China , mediante el desacoplamiento de su economías y el freno de su desarrollo tecnológico .Una parte muy importante del espectacular incremento del gasto público está orientado al incremento del potencial de crecimiento de Estados Unidos mediante la inversión en infraestructuras tecnológicas e investigación de nuevas tecnologías. Todo ello a costa de un espectacular crecimiento del déficit y el endeudamiento. La deuda total de Estados Unidos superará el 300% del PIB, al límite de su sostenibilidad. El presidente Joe Biden mantendrá la confrontación tecnológica con China, mejorando las formas y buscará la alianza de otros países.
China tiene visión estratégica de largo plazo. Es su principal fortaleza frente a la visión cortoplacista de las democracias occidentales. El Gobierno chino es consciente de las debilidades que tiene que superar: el envejecimiento, el exceso de capacidad productiva, la ineficiencia de las empresas públicas, la dependencia de Estados Unidos en componentes tecnológicos, la supervisión del sistema financiero, la alta morosidad, la baja calidad de la deuda de las empresas públicas y los gobiernos locales y el creciente incremento de la deuda . Sus prioridades se centran en la investigación e innovación, las nuevas tecnologías, la formación del capital humano, la seguridad de materias primas y las infraestructuras tecnológicas globales como la Ruta de la Seda. La historia dice que,cuando una nación emergente disputa a la ya establecida la hegemonía, la confrontación es inevitable. Es la conocida Trampa de Tucídides. Esperemos que esta vez se limite a una batalla tecnológica.
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