Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Hacer tangibles los intangibles

Hacer tangibles los intangibles es el sugerente título de un estudio que la consultora Mackinsey ha publicado este verano. Su objetivo es analizar la relación entre la inversión realizada por las empresas en activos intangibles y la productividad que han obtenido y el grado de crecimiento que han experimentado. La correlación obtenida es muy amplia tanto si se compara a nivel de país, sector o empresas individualmente. Pero, ojo, el estudio también resalta que no se trata de invertir por invertir en este tipo de activos, resulta fundamental qué se hace con ellos.

En el análisis se incluyen como intangibles no sólo los que de forma rigurosa suelen considerarse, como propiedad intelectual, investigación, tecnología y software, y capital humano, sino también publicidad y marcas, investigación de mercados, capital organizacional y capacitación. La inversión en este tipo de activos venía ya siendo una tendencia imparable en las últimas décadas. Ahora, con la pandemia, se está acelerando.

Comparando entre países, llega a la conclusión que las economías que están experimentando un crecimiento en la inversión en intangibles también están registrando un crecimiento en la productividad total de los factores y, por lo tanto, un mayor crecimiento económico a largo plazo. Por sectores, la correlación también existe en todos ellos, pero con distinta fuerza. Los servicios intensivos en conocimiento y los servicios impulsados por la innovación, incluida la tecnología de la información y las comunicaciones, son los sectores que con más intensidad han invertido en activos intangibles y los que más crecimiento han experimentado.

Y con independencia del sector, las empresas que invierten más en intangibles crecen más. Ordenadas según una medida de su crecimiento económico (el aumento del valor agregado bruto), se constata que las que se encuentran en el cuartil superior invierten 2,6 veces más en intangibles que las empresas de los dos cuartiles inferiores. La brecha entre ellas aumenta entre cinco y siete veces en sectores como el comercio minorista, el de telecomunicaciones, medios de comunicación y tecnología, y el de servicios financieros.

El informe no se queda en este cruce de datos, también recoge los resultados de más de 800 encuestas a directivos. De ellas se desprende que la mera inversión en intangibles no es suficiente para impulsar el crecimiento. Esto sólo funciona si se hacen "tangibles" desarrollando capacidades que creen una ventaja competitiva. El potencial completo de estos activos no se hace realidad a menos que las empresas sean inteligentes sobre cómo implementarlos para mejorar una gama de capacidades, crear sinergias y escalar.

Se hace necesario, por tanto, un cambio en la mentalidad empresarial hacia a una cultura ágil, principalmente de prueba y aprendizaje, y procesos de toma de decisiones para incrustar datos, talento e innovación en las operaciones diarias. Y, advierte el estudio, este cambio también exige otro en los responsables políticos, que deben enfocarse en facilitar la infraestructura del conocimiento, que incluye educación, tecnología de las comunicaciones, planificación urbana y gasto público en ciencia.

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