La Sacristía del Arte
“Con Oro de Ofir”:
Entrando en agujas
He estado estos días viendo exposiciones por varias ciudades andaluzas. La temporada está llegando al final y había que cubrir las últimas antes de que agosto echara la persiana temporal a una actividad que, como en muchas otras, cierra por vacaciones para desaparecer impunemente y dejar su existencia para fechas más bonancibles. Nunca he comprendido muy bien cómo en una zona donde el verano es una de sus fuerzas económicas y los visitantes se multiplican infinitamente, lo cultural, salvo honrosas excepciones - festivales de música o cosas así - no se aprovecha del filón que supone la presencia masiva de foráneos en el territorio. ‘Es que la gente viene a las playas, no a ver cuadros’; me dicen cuando argumento mi incomprensión -y absoluto disgusto- por no ver convertidos los meses turísticos por antonomasia en el centro de una actividad cultural con mayúsculas.
Creo que es un absoluto error esa afirmación y lo que lleva consigo. Y para ejemplo, nada más válido que lo que ocurre en la ciudad de Málaga. Málaga era la capital de la Costa del Sol; la capital de un turismo de sol y playa. Aparece, sin embargo, la lucidez de un político, Francisco de la Torre que, en pocos años, convierte lo que era solamente un destino veraniego en la referencia absoluta del arte, después de Madrid y antes de ciudades tan importantes como Barcelona, Valencia o Sevilla.
El sesenta por ciento del turismo actual de la capital malagueña tiene como base la cultura y, especialmente, el arte. Apunten: Museo Picasso, Centro de Arte Contemporáneo -CACMálaga-, Museo Ruso, Centro Pompidou, Museo Carmen Thyssem, Museo Jorge Randon... ¿Sigo? Me dejo atrás muchos otros. Y eso sin contar las infinitas actividades que, en torno, a tan importantes centros artísticos se celebran sin solución de continuidad. ¿Por qué Málaga sí y otros lugares no? La respuesta es clara: lucidez y clarividencia en las ideas de políticos sensatos y su convencimiento preclaro en unas actuaciones que no tienen vuelta de hoja. Nosotros vivimos en una zona privilegiada, estación término de muchísimo turismo. No cerremos las puertas a un horizonte de diáfanas perspectivas. En Jerez, en Cádiz, en Sanlúcar, en El Puerto, en Chiclana... hay infraestructura suficiente para convertir la zona en el centro neurálgico de la cultura en general y del arte en particular, en unos meses de lleno hasta la bandera. ¡Vamos a movernos!
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