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El 14 de enero volvía a ser expuesta al culto la imagen de Nuestro Padre Jesús del Consuelo de la hermandad del Transporte tras la acertada restauración a la que ha sido sometida por Ismael Rodríguez-Viciana Buzón. Semanas atrás hacía alusión a su atribución a Pedro Roldán, ya descartada, y a las nuevas hipótesis sobre su relación con la escuela genovesa y, en concreto, con Jacome Vacaro. En el estudio histórico-artístico que he tenido la oportunidad de elaborar con motivo de dicha intervención se ha insistido y profundizado en esta última teoría. Así, se ha situado su ejecución dentro de un proceso de redecoración que sufre la iglesia de la Merced en torno a las décadas de los sesenta y setenta del siglo XVIII, momento en el que incluso se llega a reformar la capilla de los Riquelme, en cuyo interior se veneró bajo el título de “Señor de la Bofetada”. En ese contexto sería lógico el encargo al mejor y más fecundo escultor de la Jerez de esos años, Vacaro. Un análisis de trabajos documentados y atribuidos permite establecer un claro vínculo de la imagen con el modelo físico masculino que el genovés empleaba entonces para sus representaciones de Cristo y San José, así como observar estilemas propios en manos u ojos, con un característico estrabismo.

En cuanto a la restauración, hay que resaltar que se ha acogido a una línea de subvenciones concedidas por la Junta de Andalucía para la conservación de bienes muebles de carácter religioso, de la que se han beneficiado a lo largo del año 2023 otras piezas del patrimonio jerezano. Tras solucionar la delicada situación estructural que padecía la escultura y puntuales detalles que afectaban a las partes visibles de la talla, que han sido sometidas a una leve limpieza, podemos de nuevo disfrutar de esta obra, de gran interés dentro del ámbito de la imaginería procesional local.

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