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Análisis

manuel naranjo loreto

La Jota, aragonesa y cosmopolita

En arte no hay mayor agravio que el olvido, ese que sepulta como gigantesca losa y que nos priva del conocimiento, para lo bueno o lo malo de una obra artística.

Este libro nos invita a desagraviar y poner en valor las figuras de intérpretes, compositores y arreglistas del siglo XIX que contribuyeron a reforzar la imagen de lo español a través de un género hispánico tan importante como la jota, se les reconocen como autores que, desde una mirada académica y crítica, compusieron jotas que se integraron en el universo musical académico occidental, en un período que abarca desde 1840 a 1919 y que traza líneas desde San Petersburgo a Nueva York pasando por París y Cuba.

Por una parte, se recupera la figura y la obra de un músico casi desconocido, de origen aragonés, Florencio Lahoz, que tuvo su plenitud artística en el Madrid isabelino y por otra, la de Pauline Viardot, hija del tenor sevillano Manuel García, que nació y se crío en Francia, también compositora y arreglista, siendo esta segunda faceta la más prolífica y sin duda la que más nos atañe.

La pianista, escritora y docente universitaria Marta Vela nos invita a asomarnos a una ventana en el tiempo a través de "La Jota, aragonesa y cosmopolita", entregándonos un libro con perspectiva narrativa y cronológica que tiene fácil lectura, profuso en partituras que justifican un excelente análisis musical de los distintos procesos que llevaron a un buen número de compositores a acercarse a la jota como hecho musical e identitario de lo hispánico y como concibieron su nueva propuesta sonora desde un punto de vista armónico y tímbrico. No se asusten, es un libro que está muy bien explicado y apto también para aquellos que no tienen formación musical.

Este libro-ensayo acredita cómo lo español en el siglo XIX, caracterizado de exótico, fue asumiendo un importante papel en el academicismo musical, si bien hasta ese momento la perspectiva de ese exotismo se tomaba desde lo andaluz ocluyendo otras miradas. Obras como el famoso Jaleo de Jerez de Juan Skoczdopole, las composiciones de Manuel García, las obras de Soriano Fuertes que tanto furor hicieron, fueron grandes éxitos del momento pero en clave andaluza, castiza y meridional. Los teatros españoles ofertaban propuestas escénicas con repertorio mixto que aglutinaban lo popular con lo académico, un aria de Donizetti o de Rossini, con un cuadro del Tío Caniyitas, un allegro de jota con una fantasía española sobre el tema de la cachucha. En Andalucía no pocas composiciones de autores de la música académica se tornaron populares y hoy, por puro desconocimiento, se creen a pies juntillas que son tradicionales, el flamenco no estuvo ajeno a esta corriente.

La creación en 1871 de la Societe Nationale de Musique en Francia surge precisamente para contrarrestar la fuerte presencia pangermánica en el universo musical francés, ello provocó que tanto la música española y rusa se convirtieran en un nuevo recurso, en válvula de escape.

No es hasta los primeros años del siglo XX cuando algunos compositores españoles inician ese camino a la inversa, es decir, se transcribe, compone y varía de lo popular a lo académico, baste recorrer los estupendos corpus de Albéniz, Granados o Pedrell. Sin duda la jota wagneriana compuesta para "El Corregidor y la Molinera" por el gaditano Manuel de Falla, culmina un proceso iniciado casi ochenta años antes a través de un género que forma parte indiscutible de la música tradicional de España.

Lo curioso de todo es que no se ha sido lo suficientemente conscientes del aporte de la jota en la escena hispánica, de hecho, hasta bien entrado los sesenta del siglo XX en Andalucía se enseñaba la jota en academias que impartían flamenco y clásico, un ejemplo claro era la famosa Jota de la Dolores de Tomás Breton. Muchas de las bailaoras flamencas que se formaron en este entorno acabaron en grandes agrupaciones de baile, la jota era un baile muy escenificable.

Lo que resulta llamativo en este libro es lo tangencial que hasta la fecha han sido los estudios en torno a la jota y su posterior desarrollo en las obras de compositores como Liszt, Glinka, Mahler, Fontana, White, Chabrier y algunos más y como ésta había recorrido medio mundo sigilosamente a través de oberturas, sinfonías, caprichos y canciones.

Tirar de un hilo, desgranar y construir un relato veraz y muy documentado hacen de este trabajo un libro excelente tanto para los interesados en la música "clásica" como aquellos que investigan las músicas populares y tradicionales, ya que muestra como una obra como la "Nueva jota aragonesa" de Florencio Lahoz que arregla Pauline Viardot, sirve de argumento para construir un nuevo discurso compositivo de lo español y aragonés con entidad propia fuera de nuestras fronteras y por autores que, en algunos casos, nunca estuvieron en España.

Llama la atención el escaso interés que suscita la figura de Pauline Viardot en el España -no así en el resto del mundo- que el año pasado se cumplió el segundo centenario de su nacimiento y apenas se recuperó su memoria y legado. La que fuera hermana de María Malibrán siempre tuvo a España y a Andalucía en su corazón que, aun siendo gala de nacimiento, sentía en fuerte vínculo con la tierra de su padre . Por otra parte resulta inverosímil que a estas alturas no dispongamos de grabaciones de la obra de Florencio Lahoz.

Como es un libro que tiene mucho de didáctico al final del mismo se ha tenido la genial idea de incluir enlaces a Spotify y YouTube de las composiciones que han podido ser registradas en soporte sonoro, la única que no está es la de Florencio Lahoz ya que aún no ha sido grabada y de la que esperamos se registre más pronto que tarde.

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