Tribuna Económica
Carmen Pérez
Escapar del estancamiento
No nos coge de sorpresa, de hecho terminar la carrera deportiva, en este caso futbolística, en una liga menor para hacer caja en los últimos años era algo que ya se puso de moda hace décadas. El New York Cosmos de Pelé, Beckenbauer o Cruyff, a finales de los 70 y principios de los 80, ya fue un referente para que muchas leyendas acabasen su carrera profesional y de paso se embolsasen unos muy buenos emolumentos.
Pasó años después en Japón, donde jugaron Zico, Laudrup o Stoichkov hasta más recientemente Torres, Villa o el propio Andrés Iniesta. Siempre se vendió este último paso como una forma de hacer caja, ampliar contactos y, en cierta forma, hacer de “embajadores” del fútbol en aquellos países que desean mejorar en el deporte rey.
La última parada hasta la fecha son los países del Medio Oriente. Pero aquí con una vuelta de tuerca en cuanto a ingeniería financiera. Los Jeques están comprando equipos históricos europeos (PSG, City, Newcastle y otros), a la vez que invierten en jugadores y entrenadores para sus equipos, mientras se atreven a organizar a cualquier costo (económico o social) eventos de primer nivel, cuyo colofón hemos presenciado recientemente, la Copa del Mundo de Qatar.
A nivel individual el último pajarito que han comprado a base de millones ha sido Cristiano Ronaldo. Ahora le tocará jugar en su jaula de cristal al son que le pida el Jeque de turno. ¡Ojo! Que son 200 millones de euros para Cristiano. Sí, sí lo se. Que los disfrute le deseo. Pero al mismo tiempo, él lo sabe, no deja de ser un pajarito más de la colección del Jeque.
Es evidente que es sus jaulas de oro solo ven parabienes en sus dueños. Como en su día vieron (siguen viendo) Guardiola o Xavi, incluso más recientemente el presidente del fútbol español Luis Rubiales. Las desigualdades y la falta de derechos institucionalizada en esos países ni importaron, ni importarán. A fecha de hoy el Status Quo existente lo marca don dinero y punto.
Como dice Xavi con media boca en España hay muchas cosas que cambiar. Pues claro que sí, pero aquí tu puedes decirlo y yo lo contrario allí no podría. Ni pretendo, ni puedo cambiar absolutamente nada, pero me queda de momento la tranquilidad de poder expresarme, que en estos tiempos que corren no es poco.
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