El comercio minorista español ha comenzado el año con dos meses consecutivos de incrementos interanuales de su facturación tras un 2021 de elevada volatilidad. No obstante, en febrero moderó significativamente su crecimiento a un 0,9% interanual (eliminando efectos estacionales y de calendario), 3,2 puntos porcentuales por debajo de su repunte de enero.

Esta evolución se vio apoyada fundamentalmente por las mayores ventas en estaciones de servicio, impulsadas no sólo por la reactivación de la actividad y del turismo sino también por el encarecimiento del combustible. Una tendencia que se ha acelerado desde que se inició la guerra en Ucrania a finales de febrero, registrándose fuertes revalorizaciones del petróleo, el gas natural y otras materias primas, lo que impactará en los datos de ventas minoristas de los próximos meses.

A corto plazo, la evolución del comercio minorista está condicionada por el deterioro de las perspectivas, la confianza y la renta disponible ante la incertidumbre y los elevados niveles de inflación, que en marzo se elevó a un 9,8% anual.

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