Reaccionar ante cualquier estímulo es síntoma de vida. En los diagnósticos clínicos se usan martillos de reflejos o diapasones para conocer, por ejemplo, nuestra sensibilidad al dolor, o el grado de respuesta que se experimenta por la influencia de factores y agentes externos. Neurológicamente, somos como un complejo ordenador, dotado con infinidad de sensores que responden a las vicisitudes de la existencia, que no son pocas. Tanto a plena actividad, como en estado de reposo, nuestro organismo siempre está alerta. De ahí han surgido frases para la eternidad como la de “Houston, tenemos un problema”, pronunciada por el astronauta Jack Swigert al observar una luz de advertencia y un estallido, durante el accidentado viaje del Apolo 13 a la Luna. Gracias a esa expresión, vivió para contarlo.

Sabemos que si el camarón se duerme, la corriente se lo lleva y, para evitarlo, no hay más remedio que estar ’ojo avizor’, expresión jergal que se usaba antaño como orden dada a los soldados y marineros que hacían guardias. De eso trata, entre otras cosas, la interesante obra de Alba Benítez, divulgadora, etóloga y autora del libro ‘Si mi perro hablara’, donde sostiene que si un chucho tiene las orejas en alto o rectas pueden significar que esté vigilante, contento, atento, nervioso o en tensión. Si un can se levanta y mueve su cabeza hacia delante, e incluso si enseña los dientes, significa agresividad y un posible ataque inminente. Más aún, si abre la boca y comienza a ladrar.

Yo no tengo animales, ni convivo con nadie. No me soporto a mí mismo, como para aguantar a alguien o que deban hacerlo conmigo. Eso si, cohabito de forma civilizada con mis conflictos y achaques. Bastante tengo con coleccionar avatares, síntomas y molestias, a los que intento poner remedio, o simplemente voy catalogándolos, que es muy entretenido. Para hacerme más fuerte, mi padre me decía: “No hay que escucharse tanto. Si te duele algo, escúchate menos”. En cierto modo, eso intento, pero por si acaso, procuro tener siempre las orejas de punta…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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