Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Totalitarismos

Vuelven las prohibiciones

Allá por mayo de 2016, cuando el Nou Camp se erigió en el altavoz del independentismo al mundo.; cuando las esteladas, ya fuesen en banderas o en camisetas, poblaban las gradas del estadio del Barça, en plena guerra con las instituciones democráticas (gusten más o menos) del país al que pertenece Cataluña y con las instituciones Europeas, UEFA incluida, el entonces ex-presidente, hoy de nuevo presi, Joan Laporta, se vanaglorió de que la justicia española permitiese la presencia de dicho símbolo en la final de la Copa del Rey de aquel año.

Laporta vino a decir que "celebro que la justicia se haya alineado con la razón, la libertad de expresión y la democracia" y al mismo tiempo "espero que los autores de la esperpéntica prohibición de las banderas esteladas en la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Sevilla asuman sus responsabilidades".

Por eso llama mucho más la atención y la falta de vergüenza del presidente del Barcelona de prohibir la entrada de aficionados de clubes rivales con camisetas, amparándose en una ley a favor de la lucha contra la violencia en el fútbol. Primero les tocó a los aficionados catalanes de Barcelona pero aficionados de RCD Español, a los que se les prohibió la entrada al campo con las camisetas o banderas de su equipo. Al más puro régimen totalitario. Luego se intentó con la Real Sociedad, pero entre las declaraciones de Imanol, entrenador de la escuadra guipuzcoana y las primeras voces críticas de la prensa, la entidad que preside Laporta reculó como el que no quiere la cosa.

Se considera peligrosa a una persona por ir a la grada con una camiseta, una bufanda o una bandera del otro club. Por el contrario llevan años, todos los clubes, escoltando a los ultras, que se creen los verdaderos dueños del sentimiento de su equipo, llegando a los estadios. Esos ultras que solo se crecen en manada y que se sienten importantes siendo rodeados por un cordón policial. Una cosa es el derecho de admisión y otra es la prohibición. Sería más lógico no admitir a mil ultras escoltados que prohibir a una persona que solo quiere disfrutar de su equipo con su camiseta. Pero tranquilos, que seguiremos viendo bengalas en los estadios, rotura de asientos y demás destrozos, eso sí todo perfectamente escoltado.

La democracia es pluralidad en todos los aspectos, libertad para escoger tendencias políticas, religión, forma de ver, pensar y vivir la vida, basada en el respeto a la diferencia. Pero los giros que estamos viendo en nuestra sociedad en los último tiempos nos están alejando de este principio de bien común que se basa en el respeto. El fútbol como tal es una de las expresiones sociales más intensas y bajo estas acciones podemos atisbar, tristemente, hacia dónde vamos.

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