Acción, reacción, Rota

En octubre de 2023 milicianos de Hamás mataron en Israel a 1.200 personas y secuestraron a 250 rehenes. Vino luego la reacción israelita que ha provocado en Gaza sesenta mil muertos y una situación de hambruna de todo un pueblo inocente. Totalmente desproporcionado. ¿Se plantean los responsables del atentado de Hamás si aquello mereció la pena? ¿Tampoco piensa Israel que sus acciones pueden tener consecuencias a medio y largo plazo? Recordemos el 11-S de las Torres Gemelas.

Y, por si hubiera poca leña en el fuego, aparece el loco del pelo rojo. Es decir Trump (no confundir con el impresionista Van Gogh de la película de Vincent Minelli) que, sin conocimiento del Congreso USA, decide bombardear Irán para echar una manita al estado sionista. Se han usado bombas GBU-57 ‘de profundidad’ para destruir instalaciones subterráneas. Cada una vale 20 millones de euros y pesa 14 toneladas. Ya no se está seguro ni en los refugios antiaéreos. Para transportar y tirar esas bombas se usaron los bombarderos B-2, indetectables para el radar y que tienen un precio de más de 2.000 (dos mil) millones de euros. Trump ha dicho que la paz se logra con la fuerza. Pero así nunca ha habido más paz que la de los cementerios. La paz impuesta por la fuerza es solo un paréntesis en la guerra. Y sus acciones también tendrán reacción. Posiblemente, en forma de guerrilla que es lo que les queda a los pueblos que se enfrentan a otro mucho más poderoso. Como en la guerra de la Independencia, como la Resistencia Francesa.

¿Y esto nos afecta? Las bases de Rota y Morón están muy cerca de la línea recta que marcaría la trayectoria de los B-2 entre sus bases e Irán y que fueron abastecidos en vuelo sobre el Mediterráneo. ¿Seremos, sin saberlo, un potencial efecto colateral de un objetivo militar?