Así lo afirman muchos médicos cuando acudes a la consulta preguntando ¿qué es lo que tengo doctor?¿Cómo se llama exactamente la enfermedad?¿Qué apellido tiene en concreto?. Esto ocurre en multitud de casos donde el nombre de la enfermedad a final termina en 'itis' pero no se sabe determinar de donde procede ni que lo origina en realidad y te ponen caros tratamientos, que llegado el caso, son más dañinos para la salud que la propia enfermedad, vamos, matar moscas a cañonazos.

Aquellas patologías que "se comportan" aparentemente como una clase de enfermedad pero los análisis clínicos no muestran los parámetros que evidencian un diagnóstico claro. Así te puedes llevar años y años dando vueltas, años buscando… y que en el mejor de los casos al final dan con la 'tecla' aunque te queden secuelas evidentes.

Cuando esto ocurre el final es feliz pero con secuelas que se podrían haber evitado si hubieras encontrado a un médico de esos con arte o con buen 'ojo clínico'. No entendemos a veces esa afirmación tan tajante, pero algunos han podido comprobarlo en sus propias carnes. También esto ocurre porque el lento e inmovilista sistema sanitario no tiene contemplado en el protocolo de diagnóstico realizar determinadas pruebas y descartar patologías.

Voy a poner un ejemplo concreto y real. Es el caso de un diagnóstico sobre una artritis (enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones). El paciente se ha llevado unos ocho años dando vueltas de reumatólogo en reumatólogo con evidentes procesos inflamatorios donde los parámetros de factor reumatoide, sistema autoinmune y todos los demás para diagnosticar una artritis reumatoide, o una psoriasis sin psoriasis ( sin lesiones en la piel pero con inflamación articular) daban negativos, pero la inflamación existía y persistía continuamente.

Ante esta situación se diagnosticó un poliartritis seronogativa. Es decir que tienes una inflamación crónica que te está dañando la articulaciones y te invalida, sin positividad en los parámetros buscados. Ante esta situación le ponen de tratamientos una agresiva medicación citotóxica como es el metrotexato y otros medicamentos que además de ser ,vamos a decir, 'comprometidos' para la salud son muy caros y aunque lo paga el maravilloso sistema de salud pública que tenemos , no quedan justificados ni por el primer ni por el segundo de los motivos. Algunos tan caros como la inyección biológica que es el mejor remedio para ese tipo de enfermedades , cuando realmente la tienes.

Llegados a este punto, y gracias a que el paciente al que nos referimos no paraba de buscar el motivo real, y antes de ponerse ya a la desesperada el tratamiento de la inyección biológica, tuvo la idea de acudir al alergólogo (de aquí, de Jerez el Doctor Lizaso) contra toda recomendación de los reumatólogos que había visitado pues le decían que esa enfermedad no era de alergia , ni de tema alimentario. Aún así el paciente, que estuvo atento siempre a los comentarios de los médicos a los que visitaba, llegó a ver una posible tabla de salvación pues algún reumatólogo le dijo en una ocasión que podría ser un trastorno metabólico.

Así las cosas, como último recurso, acudió mediante medicina privada y cuando le contó al Doctor Lizaso ,'San Lizaso', su historia… ¿sabéis lo que pasó?: realmente es cierto que no tenia alergia, por ahí vamos bien. Pero sí descubrió el doctor, mediante un análisis de sangre (de coste ciento veinte euros para el paciente), que tenía una histaminiosis alimentaria no alérgica. Es decir, que había una liberación de histaminas ante ciertos alimentos que le producía una inflamación general (artritis) y que todo provenía del tubo digestivo.

Una vez el informe en manos del doctor 'San Lizaso' (a quien el paciente estará agradecido toda su vida ), y eliminados de la dieta los alimentos identificados, desapareció la inflamación… Saquen sus propias conclusiones. Por un pequeño coste de dinero para el sistema y por el gran coste para la salud del paciente. ¿Merece la pena incluir esta prueba en el protocolo de diagnóstico en la salud publica?… y vaya usted condió.

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