Coches y más coches

16 de agosto 2025 - 03:05

Antes y no hace mucho tiempo sólo había en el pueblo tres o cuatro coches. Hoy es la marabunta, y gracias a Dios, porque antes sólo lo tenían fulano y mengano con alto poder adquisitivo. Hoy hasta Cayetano el de la esquina tiene coche, él y sus dos hijos, dos vehículos más. Hasta dónde ha llegado el asunto que nadie quiere vivir en una casa antigua del centro de la población, porque nunca puede aparcar el coche después de su llegada del trabajo. Prefiere vivir en el campo, donde caben todos y a cualquier hora. Y además tiene una piara de gallinas, amén de televisor, luz eléctrica y piscina. Antes, en la casa del pueblo nada, más entrar a la izquierda, estaba la cuadra para el borrico o el caballo. Y todo era más fácil. El animal abajo y tú arriba. Le echabas un pienso, paja y habas molidas y tú a descansar tranquilo. Era más barato que la gasolina de ahora.

Los fines de semana las colas son interminables y si te toca un lento, vulgo huevón, te vuelves loco y aguantas para no tener un accidente. También los hay que parece que van al hospital, adelantan cuando les viene en gana sin respetar línea continua o señal prohibitiva. En las carreteras es donde puedes ejercer la virtud de la paciencia y la moderación. Al menos que quieras madrugar y entonces eres el rey de la circulación, toda la carretera para ti solito.

No hago más que pensar que será dentro de 20 años, pongamos por caso, tiempo en que se duplique la cantidad de vehículos. Y creo que hay que inventar algo nuevo. Por ejemplo, coches que vuelen o coches que se achiquen quedándose en la mitad. Mucho mejor sería que volaran y entonces tú coges tu móvil, arrancas y levantas el vuelo yendo a través del campo o de lo que sea. Y después aterrizas y punto.

Y, por supuesto, hay sitios en la provincia que necesitan más carreteras, porque las que van a la playa son pocas y es un suplicio ir por ellas.

Hay que dar gracias a Dios (no a Pedro Sánchez) porque todo quisque pueda tener un coche. Trabajas toda la semana y en el fin de ella o en las vacaciones coges tu coche y a la playa o a donde quieran tus hijos. Tortilla y bocadillos además, para pasarlo bien y descansar. Lo que era antes un placer y un lujo para unos pocos, hoy es prácticamente para todo ciudadano o, al menos, para la mayoría.

El coche habla con las luces: la de posición, la larga y la corta, el intermitente, el piloto, etc. Tienes que leerlo si vas detrás de otro. Y además de rezar un padrenuestro a San Cristóbal, patrón de los automovilistas, coger el volante a las dos y media y parar un tiempo cuando desembocas de una carretera por si acaso. Y también distraerte o cantar. Me contó un amigo que hacía palabras con las letras de las matrículas de los coches que veía (algunas son imposibles). Y siempre mirar a lo lejos por si allá te sale un perro.

P.D. En el coche hay que tener varias virtudes, la ya citada de la paciencia. Además, la prudencia, la nobleza y la cordialidad. En fin, disfruta con tu vehículo y pásalo bien este verano. El que viene Dios dirá.

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