Análisis

José Manuel Moreno Arana

El convento de Madre de Dios: ¿otro saqueo?

Unos insulsos bloques de pisos ocupan lo que un día fueron un sinfín de dependencias y un sólido claustro. Ni rastro de la monumental portada que daba acceso al atrio. La modernísima verja deja bien claro que aquello es un aparcamiento privado. El tráfico fluye denso junto al templo, que nos da la espalda, casi oculto por esos añadidos blancos de estilo inclasificable que acogen ahora a la comunidad. Los años setenta arrasaron con vendavales de mal entendida modernidad la arquitectura de un modo de vida con fecha de caducidad. Amputaron sus extremidades, añadieron esas ridículas prótesis y sólo dejaron el corazón del cenobio, la iglesia. Pero ya es hora de la eutanasia… El cierre del convento de Madre de Dios se acerca.

Hace dos semanas nos lamentábamos de la suerte que podía correr el convento de las Descalzas de Sanlúcar. En tan poco tiempo, la decidida actuación ciudadana ha conseguido que la orden dé marcha atrás y que además el edificio y su rico contenido sean protegidos legalmente. Un triunfo que casi ha coincidido con la noticia de la marcha de las clarisas jerezanas del lugar que han ocupado desde 1504. Sólo queda, sí, una iglesia ignorada por muchos, aunque de un valor indudable. Levantada a mediados del siglo XVI y de sencillo exterior renacentista e interior tardogótico. Decorada con retablos barrocos y neoclásicos, bellas pinturas y esculturas y un admirable coro bajo, el mejor de todas las clausuras de Jerez, repleto de suntuosos retablitos que se funden con la delicada sillería rococó. No podemos consentir otro Espíritu Santo. Urge una declaración de BIC. Ya se han recogido cientos de firmas de apoyo a la conservación de este patrimonio en Change.org pero seguimos necesitando más adhesiones de particulares y de entidades y asociaciones. No es un utopía. Sanlúcar lo ha demostrado.

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