Corruptos

26 de junio 2025 - 03:05

No se sabe bien si el corrupto nace o se hace. Tampoco si el talento es congénito o adquirido. Por eso, cuando un carterista es especialmente habilidoso, se califica de artista. Si el delincuente demuestra mañas especiales para la consumación del delito puede llegar, incluso, al plano del héroe. No son pocas las películas en las que el protagonista pergeña el robo de una pieza valiosísima depositada en un museo con enormes medidas de seguridad. Al final, el ladrón se convierte en prócer; cobra la codiciada pieza y se lleva a la guapa protagonista a una isla del pacífico.

También generan cierta ternura los hurtos famélicos. Así se conoce la sustracción de alimentos de primera necesidad, sin recurrir a la violencia. Robos en situación de extrema pobreza para el sustento propio y de la familia que, en mayor o menor medida, suelen merecer la comprensión de los gobernantes y cierta justificación al provenir de un estado de necesidad.

De ser cierto lo que cuentan de Koldo, Ábalos y Santos Cerdán..., ¿Son corruptos o artistas? Dicen de Koldo que era portero de lupanar. Si cobraba directamente de las meretrices por la organización de sus trabajos sexuales, nada que objetar. Pero si cobraba de la empresa de lupanares por la seguridad del negocio de los proxenetas, vino ya corrompido a la política.

Ábalos estaría más del lado de la clientela, de los puteros. Las grabaciones delatan un apetito sexual insaciable, compulsivo y cotidiano. Cuesta trabajo creer cómo pudo contenerse varios meses recorriendo España en el Peugeot, sin caer en la tentación de parar en algún bar de lucecitas para saciar el ansia de tamaño semental. A buen seguro en el automóvil, Pedro Sánchez reprimiría sus instintos recomendándole lecturas de clásicos españoles del Siglo de Oro y el abandono al amor propio. Vaya panda de artistas....

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