Tribuna Económica

Joaquín Aurioles

La economía de las elecciones

28 de abril 2022 - 01:41

Se inicia la carrera electoral y los votantes volvemos a estar en el teatro político. Después de cuatro años en los que hemos sido poco más que espectadores del relato mediático sobre la administración de nuestros intereses, toca ahora examinarse y presentar nuevas ofertas entre las que elegir. A diferencia de los psicólogos, para los que el elector navega permanentemente entre sus emociones y sus razones, el economista entiende que en el mercado del voto cada cual busca su propio beneficio. En los modelos de elección racional el votante premia, o penaliza, la gestión realizada desde el gobierno o desde la oposición, pero, sobre todo, especialmente en el caso de los nuevos partidos, valora las propuestas de cara al futuro. En esta valoración también está presente el conflicto entre emociones y razones, normalmente aderezado con ideologías.

En la otra parte del mercado están los partidos políticos. Durante cuatro años la actividad de nuestros representantes ha estado condicionada por dos hechos. Por un lado, por la búsqueda de la aprobación de su gestión por parte del votante. Por otro, por los límites a las intervenciones sobre la economía y la sociedad que imponen las instituciones. Ahora han de renovar sus compromisos y también han de resolver un conflicto: en su nueva receta han de conseguir una mezcla equilibrada de ingredientes ideológicos y de rentabilidad electoral. Cuánto poner de cada uno depende de muchas razones, entre otras de la posibilidad de necesitar acuerdos posteriores para la formación de una mayoría de gobierno, pero también del perfil de la curva de ideologías. El teorema del votante mediano nos dice que, si ese perfil tiene un único pico y en torno al centro, las ofertas de los partidos en el mercado del voto tienden a coincidir y a nutrirse de propuestas igualmente centradas. En este caso, la probabilidad de un gobierno estable es elevada, incluso en el supuesto de coalición. Si el pico en el perfil de la curva sigue siendo único, pero a cierta distancia del centro, el resultado es similar y también más probable la formación de un gobierno sin necesidad de coalición.

La cosa cambia cuando en la curva de ideologías aparece más de un pico, es decir, al menos dos jorobas con valles intermedios. El mercado del voto está, en este caso, muy fragmentado y las ofertas no solo son muy diversas, sino que también tienden a radicalizarse, con algunas implicaciones importantes. La primera es que la formación de una mayoría estable exigirá, muy probablemente, un acuerdo de coalición. La segunda, que la rentabilidad electoral esperada lleva a confeccionar las ofertas con mayor contenido ideológico en torno a los picos, dejando los valles intermedios temporalmente accesible a la aparición de nuevos partidos. Formaciones ideológicamente centradas, como Ciudadanos, tienen entonces la oportunidad de acceder a este mercado, pero deben hacerlo con decisión porque también es probable que dispongan de poco tiempo para consolidarse. La tercera es que la paradoja de Arrow adquiere su máxima dimensión: la democracia es un sistema político imperfecto por su incapacidad de ofrecer resultados que satisfagan a todos.

stats