Santiago Cordero
La gran industria del deporte
Los árboles y el bosque
Se están celebrando en nuestra provincia dos juicios que se refieren a hechos ocurridos hace más de siete años, lo que favorece que, al declarar, testigos y acusados recurran sistemáticamente al “no me acuerdo”.
En Jerez se juzga a varios hombres por haber colocado una bolsa de droga en la furgoneta del ecologista, pacifista y profesor Juan Clavero. Parecía que la cosa les iba a salir bien pues llegó a pasar una noche en el calabozo. Pero la operación se desmontó pronto. Clavero participaba en una marcha para denunciar el cierre y usurpación de caminos públicos en la Sierra de Grazalema. Desde la empresa propietaria enviaron un infiltrado a la marcha que fue quien colocó la droga y dio los primeros avisos. Esta vez la Guardia Civil llegó enseguida para detener a Clavero. Sorprende tanta diligencia cuando luego se han comprobado errores de bulto en los atestados y la pérdida de grabaciones importantes para el caso… En fin, una vulgar celada que, de salir bien, hubiera arruinado la trayectoria de una persona que es referencia en el ecologismo nacional. Si esto no se castiga con la dureza precisa, se estará animando a hacer lo mismo con otros activistas molestos para determinados poderes fácticos. Colocar una bolsa de droga en cualquier sitio es muy fácil para ellos.
El otro juicio, en Cádiz, es sobre la muerte de Gloria en el incendio de una residencia de San Fernando para enfermos mentales. El único acusado - también enfermo mental – ha sido absuelto. Pero surgen preguntas inquietantes. ¿Están los internos en esas residencias suficientemente protegidos para tranquilidad de sus familias? ¿Tienen esas instalaciones recursos y personal bastantes para cuidarlos? ¿Hubo alguna negligencia? ¿Ya está, se acabó todo? Lo único cierto es que Gloria – alegre y comunicativa como pocas – no se merecía ese final tan atroz.
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