el poliedro
Tacho Rufino
Universidad dual
Los árboles y el bosque
Además del inaceptable trato a mujeres – víctimas – en el caso Errejón repugnan especialmente la gran mentira de actuar de portavoz de un partido feminista y el contenido de su escrito de dimisión. Un discurso apoyado en ese lenguaje almibarado, complaciente y fatuo construido a base de términos como significante implícito, sujeto actuante, paradigma reflexivo, progenitor gestante… etc. Un lenguaje que, pretendiendo explicar lo que se entiende mejor con palabras sencillas, ha contribuido a alejar al pueblo que mesiánicamente pretendían llevar al cielo. En dicho escrito Errejón explica su actuación hacia las mujeres con el estrés de estar en primera línea política inmerso en una cultura patriarcal y capitalista que impele a desahogarse usando a las mujeres. Pobre excusa victimista. Porque hay muchos políticos que no actúan así. Y profesores y médicos frustrados por la falta de medios. Y periodistas y jornaleros y camareros y reponedores de supermercado, que se mueven también en un sistema patriarcal y capitalista – en muchos casos muy explotados por este - que no se dedican a acosar mujeres u hombres en su tiempo libre. Habrá quien hable de la erótica del poder, pero eso pone las cosas aún peor.
Qué bien le ha venido a la derecha el caso Errejón para tapar sus miserias y, de paso, atacar a toda la izquierda amplificando los hechos para desanimar a cualquier votante. Pero no: ni Errejón ni cualquier otro jinete del Apocalipsis va a terminar con las ideas y la esperanza de la izquierda. Porque sigue habiendo pobres, gente sin casa y víctimas como las de las residencias de Madrid. Y también pueblos sojuzgados y traicionados como el gazatí y el saharaui. Y, aun en un sistema patriarcal y capitalista, siempre habrá gente honrada capaz de recoger el testigo tirado al suelo por Errejón.
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