El parqué
Continúan los máximos
Esta semana se celebra la festividad de San Lucas. Su culto en Jerez se retrotrae al siglo XIII, cuando Alfonso X le dedica una de las seis primitivas parroquias de la ciudad, como el resto de evangelistas. Es esta histórica iglesia, por ello, la que concentra mayor número de representaciones artísticas del santo. Eso sí, todas ellas de época barroca. Me refiero a varias esculturas del taller de Francisco Camacho (portada principal y retablo mayor y de Ánimas) o a una pintura anónima que lo presenta, de una manera más original, como mítico pintor de la Virgen, interesante lienzo merecedor de estudio.
Para encontrar imágenes anteriores hay que situarse en el Renacimiento. Así, a mediados del siglo XVI se fecha el relieve incluido en la sillería de los padres de la Cartuja, tallada por Cristóbal de Voisin y Jerónimo de Valencia, en el que destaca la postura inestable sobre el toro, su símbolo más característico, y su gesto de escribir el evangelio.
Se trata de la iconografía más difundida, la que se adopta dentro de conjuntos con los cuatro evangelistas. Por ejemplo, en la figura que Francisco de Gálvez labra en piedra en 1677 para el pórtico de la torre-fachada de San Miguel. Como obras dieciochescas podrían citarse el relieve en madera policromada que estuvo en una de las pechinas de la capilla sacramental de Santiago hasta su destrucción en la última ruina de este templo y que mostraba una vigorosa cabeza de mirada melancólica; o el San Lucas del Sagrario de San Miguel, una pintura sobre tabla, de idéntica ubicación, donde aparece en actitud de recibir la inspiración para sus escritos. Y entre los más recientes, mencionaré el que perteneció al antiguo baldaquino de la Colegial, ahora en la antesacristía catedralicia, esculpido en mármol en 1907 por Angelo Rocca, quizás infravalorado pero de gran corrección y profunda expresión.
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