He vuelto a leer 'Antígona', de la trilogía de Sófocles, traducción e introducción del catedrático Luis Gil. Siempre se aprende algo acudiendo a los cásicos, porque parece que aunque la sociedad global avanza, es un bucle que repite las actitudes individuales y colectivas. Encuentro y subrayo lo que dice Creonte: "… Porque no ha surgido entre los hombres institución tan perniciosa como el dinero. El dinero destruye las ciudades, el dinero expulsa a los hombres de su casa, el dinero trastoca las mentes honradas de los mortales y las induce a entregarse a acciones vergonzosas…". D. Francisco de Quevedo, dos mil años después de Sófocles, compuso un poema: 'Poderoso caballero es Don Dinero…'. Ocurre con la Torá, Los Evangelios o el Corán.
Los sobrecostes en las obras públicas son contemplados en los proyectos por causas sobrevenidas y no previstas. Un gobierno del PP lo pasó a 50%. En los contratos públicos los proyectos se cuantifican, y entre otras cosas es el precio global sobre lo que decide la Administración. ¿Cuántos empresarios no acuden a las licitaciones porque consideran que el proyecto ya está adjudicado? El AVE a la Meca, el Estadio Bernabéu… Los casos Gürtel, Taula, cursos de formación… Un presidente de la patronal española en cárcel…
No funciona el sistema, se corrompe. No hay igualdad de oportunidades para los de 'abajo', y ni siquiera para los de 'arriba'. La democracia necesita mas transparencia.
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