Javier Benítez

Adiós, septiembre

Descanso dominical

Las pantallas no dan abrazos como los que el jueves brotaron y se multiplicaron en el patio y las puertas del Elena García Armada

01 de octubre 2023 - 00:15

Septiembre ha escogido despedirse por las malas, a traición, con golpes que nos dejan enormes cicatrices en el aire desprevenido de la ciudad. El mes del nuevo mosto y el volver a empezar se va dando un portazo que ha hecho temblar los cimientos de un instituto, del sistema educativo y de la sociedad en su conjunto. Educar en valores suena a rancio en nuestros días, suena casi retrógrado ahora que todo, hasta la inteligencia, es artificial; ahora que viajamos con velocidad de vértigo por una vida que confunde lo humano y lo virtual; ahora que nos reímos o damos un beso utilizando iconos de colores y que no hay tiempo, quien lo tiene, para felicitar a un amigo de viva voz, o para explicarle a nuestros hijos que divertirse con el sufrimiento ajeno no es un juego sino una majadería propia de malnacidos. Las pantallas son el nuevo opio del pueblo, más adictivo, más fuerte. Vivimos colgados de ellas para bien y para mal, nos adormecen, nos exilian de las realidades más antipáticas y tenaces, Estamos mucho más comunicados, nadie lo duda, pero hablamos y, sobre todo, escuchamos mucho menos. Las pantallas en todo caso no dan abrazos como los que el jueves brotaron y se multiplicaron en el patio y las puertas del Elena García Armada, donde por una mañana volvimos a ser más humanos, so pena de vernos reflejados en el espejo de una tragedia hasta ahora lejana y quizá no tan inesperada como parece. El eco de los informativos y los periódicos nos devuelve ahora las voces de políticos, terapeutas, psicólogos, sindicalistas y tertulianos escudriñando en las razones y el trasfondo de lo que ha pasado en Jerez, pero, al margen de lo que haga el sistema, que como siempre llegará tarde, debemos ser conscientes de que la base de esta pirámide se construye en casa, en la familia, en eso tan antiguo que se llama educar en valores.

Y por si fuera poco con los sucesos del Instituto García Armada, este septiembre se ha ido revolviéndose en el último minuto, arrancándole la vida, ante la mirada incrédula de todos, a un chaval de solo 23 años, pintando de negro y quebrando de cuajo la existencia de una familia noble y querida como los Sampalo. Es inevitable sentirse sacudido y conmovido por la onda expansiva de un dolor tan hondo, tan crudo que uno es incapaz siquiera de atisbar hasta donde alcanza. Solo la fe y el amor de los más cercanos podrá amortiguar el peso insoportable de una pesadilla injusta, incomprensible y cruel como esta, aunque me da la impresión de que ni siquiera el cielo tiene respuestas en estos momentos para las preguntas que nos estamos haciendo. Vete septiembre, vete lejos, no merecíamos este final.

stats