Hay que reconocer que todo lo que rodea a la Navidad tiene en Jerez una acogida, un ambiente y un desarrollo muy especiales. Toda la ciudad se convierte en un gran coliseo donde se representan las mejores funciones que giran alrededor de la festividad navideña. Desde las zambombas y los pestiños, pasando por los nacimientos y villancicos hasta llegar a la mágica noche de los Reyes Magos. La animación, el bullicio y la explosión de alegría reinan en Jerez, lo que ha hecho que nuestro pueblo sea reconocido como un auténtico escenario navideño, con independencia del aspecto religioso de esos días, que cada uno vive como lo siente en la más respetable de las libertades.
Tenemos que felicitar públicamente a todos los que colaboran en estas celebraciones que son una exhibición de arte, de tradición y de jerezanía. Ha tomado el nombre de belenismo y agrupa a muchos jerezanos entusiastas que demuestran sobradamente su vocación y sus habilidades.
Pero no hay que olvidar que en Jerez ha existido siempre la tradición del nacimiento aunque sin el sentido institucional ni colectivo de ahora. Los que ya tenemos alguna edad podemos confirmar que en los años 40/50 del pasado siglo ya eran famosos algunos artistas, escultores, decoradores y colegios e instituciones que montaban unos maravillosos nacimientos a los que en este comentario queremos rendir un modesto pero muy sincero recuerdo para homenajear así lo que ellos hicieron. El gran iniciador de todo aquel movimiento fue sin duda Pepe Guerra Carretero a quién Montero Galvache definió magistralmente como el "creador del amor a los belenes de nuestra tierra". En un libro cuidadosamente editado en 1997, la antigua Caja San Fernando supo recoger fielmente lo que significaron los primeros 50 años de belenismo de nuestro artista. Importante también fue la aportación de José Ramón Fernández Lira con su sentido artístico generalista, de los artistas de la Escuela de San José -el viejo Perico y los Egea-, de las Monjas del Beaterio y los hermanos del entonces Sanatorio de Santa Rosalía sin dejar de mencionar a tantos y tantos hogares jerezanos en los que el montaje y el disfrute del nacimiento eran unos entrañables momentos que se vivían con un intenso espíritu navideño.
En definitiva, que el actual ambiente belenista es fantástico y digno de todos los elogios pero sin ser menos cierto que en el fondo es heredero de aquellos sencillos inicios que capitaneó Guerra Carretero contando siempre con un equipo de seguidores y colaboradores que ayudaron a su engrandecimiento.
Parafraseando a Gerardo Diego habría que pregonar: ¡Qué linda y qué alegre es la Navidad en Jerez!
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