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Burocracia

Cada día hay manifestaciones en defensa de lo público, pero los organismos públicos son desastrosos y costosísimos

No sé si alguno de ustedes ha tenido que hacer últimamente trámites electrónicos con la Seguridad Social. No estamos hablando de un organismo improbable y casi desconocido del que casi nadie tenga noticia, como la Dirección General de Modernización Administrativa, Procedimientos e Impulso de la Administración Electrónica, organismo que existe igual que existen en alguna parte del mundo -según nos han dicho- los pangolines y los ornitorrincos y los pulpos morados. No. Estamos hablando de la Seguridad Social, la institución de la que dependen el cobro de las pensiones, la tramitación de las prestaciones de desempleo o las ayudas a las personas desfavorecidas (el Ingreso Mínimo Vital, sin ir más lejos). Pues bien, mi experiencia como usuario ha sido desastrosa. Es probable que en la China Imperial de los eunucos y los mandarines las cosas fueran más lentas y más complicadas. Sí, de acuerdo, pero vivimos en un país del siglo XXI -después de Cristo, se entiende- donde hacer un trámite sencillísimo en un calvario. Las citas por teléfono te dirigen a una oficina que no se ocupa de tu caso; las citas presenciales no funcionan (la plataforma sufre una parálisis permanente) y la gestión electrónica es irrealizable por muchos intentos que hagas. Y lo peor de todo es que si hablas con personas cercanas, todas te dicen los mismo: es imposible -y desesperante y desmoralizador- realizar un trámite electrónico con la Seguridad Social.

Curiosamente, nadie habla de estas cosas en el país donde todo el mundo se queja y reclama. ¿Nadie tiene nada que tramitar? ¿Nada que consultar? Es asombroso. Y más aún cuando sabemos que España cuenta con 2.731.117 funcionarios, la cifra de empleo público más alta de la historia. ¿Dónde están esos empleados públicos que deberían atender a los pobres diablos como yo? ¿Teletrabajan o más bien se teletransportan a otra dimensión de la realidad donde no existen las bajas laborales ni los expedientes?

Cada día hay manifestaciones en defensa de lo público, pero los organismos públicos que deberían estar al servicio del ciudadano son inoperantes y costosísimos (si es que no están hibernando o en poder de los zombis). Suerte que existe la Dirección General de Modernización Administrativa, Procedimientos e Impulso de la Administración Electrónica. Ella nos salvará.

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