Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Cártel huelguista

EN la edición digital de este diario había ayer un titular destacado: Fomento abre expediente a 442 controladores. En uno de la competencia podía leerse otro, que se prestaba al equívoco: las compañías intentan recolocar a los afectados. ¡Hombre, estaría bueno que encima haya que recolocarles! Pero es una confusión. Los afectados son las víctimas; o sea, los pasajeros, que ayer recuperaron la libertad para viajar, una vez que el cuerpo especial de élite dedicado al control de la navegación aérea fue reducido y obligado a dar servicio al público, que es lo suyo. Hemos oído a responsables del Gobierno, como el ministro Blanco, decir que no les va a salir gratis. Me temo lo peor; que les pongan una multa y todo se quede en humo de pajas.

A quien no le ha salido gratis la huelga salvaje de controladores es a este país. Compañías aéreas, hoteles, restaurantes, tiendas, taxis, bares. Sin contar el perjuicio a los viajeros, se habla de 400 millones de euros de pérdidas: cerca de 100 millones, las aerolíneas; 250 millones, el sector turístico... Para que no le salga gratis a los amotinados y tampoco gravoso a los perjudicados, se deberían dividir las pérdidas entre los 2.400 controladores. Les saldría a pagar 166.666 euros por cabeza; mucho menos su sueldo medio anual.

Rubalcaba ha dado la cara todo el fin de semana. Hasta el punto que mi colega Enric Juliana ya le llama abiertamente jefe del Gobierno. Es una versión avanzada de la idea que lanzó hace un mes Leopoldo Abadía, que hablaba del ex presidente Zapatero y del presidente Rubalcaba. El ministro del Interior es un hombre que gusta a propios y a extraños. Este cronista conoce de primera mano que a González Pons le agradaría parecerse al socialista más temido en las huestes populares. Y lo intenta una y otra vez, en sentido contrario, sin éxito. Rubalcaba domina la perversa ironía y la descalificación inteligente del adversario. Es una habilidad natural, innata, que no se puede aprender. Y que a González Pons no le sale. Estos días el portavoz del PP ha intentado criticar a los controladores y responsabilizar al Gobierno. Y lo que ha trascendido es que quería aprovechar el chantaje para desgastar al Gobierno.

No ha sido el único. La televisión oficial del Tea Party nacional, Intereconomía, se frotaba las manos en la noche el viernes, dando cancha a los controladores para que explicaran que son padres de familia con obligaciones. Como si quienes van a perder ahora la ayuda de 426 euros al mes fueran solteros sin obligaciones. En fin, lo que queda claro de este conflicto es que hace falta duplicar el cuerpo de controladores y acabar con el monopolio que los amotinados tienen sobre este servicio. Hemos encontrado un nicho de mercado laboral: convóquense 2.500 plazas de nuevos controladores, con una remuneración razonable y acábese con el cártel huelguista.

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