Bernardo Palomo

Celebraciones

La columna

02 de marzo 2016 - 01:00

TODOS los años, cuando el Día de Andalucía se acerca, los centros escolares - desde Infantil y Primaria hasta los de Secundaria y Bachillerato - están obligados a reunirse en Claustro y reunir al Consejo Escolar del Centro para aprobar los actos que han de celebrarse antes del 28 de Febrero en tales comunidades escolares. Los alumnos, que todos han nacido con la Autonomía consolidada y sin haber conocido problema alguno en torno a ella, tienen que asumir una serie de actividades - casi todas sin entusiasmo alguno y realizadas a la fuerza de lo que se impone - que sólo sirven para alterar el normal desarrollo docente y para que, durante casi un mes, cantar el himno después de haber aprendido la letra, perder clases, cortar las actividades normales, salir a los patios, recitar poesías de autores andaluces cuyos nombres a algunos ni les suena, vestirse o, más bien, disfrazarse de gitana con zapatos de deporte, pasar frío, pintarse la cara y, obligatoriamente, izar la bandera. A los alumnos, tales actividades les levanta el sentimiento andaluz lo mismo que a mí me pone los vellos de punta ver a los vascos levantar piedras a los catalanes bailar sardanas o a los ingles cantar el Dios salve a la reina; es decir, absolutamente nada. Si a esto le añadimos los actos conmemorativos de la Constitución, del Día de la Paz y la No Violencia, del Día del Niño, el de la Mujer trabajadora, separada, criadora de nietos, bailaora de bulerías, asistente al gimnasio y al estudio de yoga y demás actividades de la muy moderna mujer española, los probos docentes están de celebraciones y de programaciones de celebraciones y de adecuar currículums a las celebraciones y de preparar celebraciones hasta el fondo de su celebración. Esto que este les escribe, en apariencia exagerado, pero con todos los visos de llevar una gran carga de realidad, no es más que la argumentaciones esquivas de un político pamplina con mucho tiempo para pensar en celebraciones. Claro que, mientras en ellas piensa, se olvida de otras cosas menos festivas.

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