Opinión

Pepe Marín

¿Contemplaremos pronto el monumento a Parrilla?

TRAS su muerte se habló, se difundió la noticia de que un monumento frente a la Ermita de San Telmo perpetuaría la memoria de uno de los más insignes guitarristas flamencos nacidos en Jerez, -fecunda tierra paridora de artistas del mundo flamenco-, como lo fue Manuel Fernández Molina “Parrilla de Jerez”.

El tiempo ha ido pasando y la idea de la citada erección quedó, si no olvidada, sí como tantas otras realizaciones durmiendo el sueño de los justos. Ahora, doce años después del fallecimiento de tan fecundo autor-intérprete se retoma el tema y, al parecer, ahora con nuevos bríos, Rafael Lorente, Ana Fernández, Ana María López y Juan Garrido, están dispuestos a llegar a su término dando forma definitiva al monumento que en su día realizó Fernando Aguado y que por motivos económicos guarda silencio en el estudio del escultor.

Desde luego que el monumento, de grandes proporciones, precisa de un presupuesto al parecer superior a lo alcanzado en el homenaje ofrecido en la plaza de toros en 2005 y el que la hermandad del Cristo de la Expiración, con sabor navideño, ofreció en 2014 en el Teatro Villamarta. Incidiendo en el capítulo de homenajes recuerdo el que le ofrecimos en su día –en vida aún del recordado Manuel-, en las instalaciones de Ifeca, un acontecimiento flamenco de primer orden en el que tomaron parte numerosas primeras figuras del cante, el baile y el toque. A petición del homenajeado tomé parte activa en la organización compartida con Alfonso García García, a la sazón presidente de la peña “La Bulería” quien a su vez encontró la colaboración del resto de las peñas flamencas de Jerez. La recaudación íntegra la pusimos en manos del guitarrista, en su domicilio de la calle Campana.

Al recordar ahora al inmenso artista no quiero obviar la gran sintonía que mantuvimos a lo largo de los años; tanto es así que él respaldó con el maravilloso toque de su guitarra los poemas que interpreté en numerosas ocasiones y que, algunos de ellos quedaron plasmados en dos de los discos que tuve la fortuna de protagonizar: “Poemas andaluces a compás”, con producción de la Caja San Fernando de Sevilla y Jerez, la colaboración de Melchora Ortega y Antonio Fajardo y el diseño gráfico de Pedro Carabante y “Romances rocieros”, una edición especial promovida por Mesón “La Cueva” que grabamos en Chiclana contando con la colaboración del tamborilero José Antonio Vázquez.

Al margen de grabaciones, también conté con la colaboración de “Parrilla” para el montaje de la obra teatral “Entre Víznar y Alfacar” (entierro para Federico García Lorca) que interpretamos junto a Diego Vargas y Maribel Reyes ofrecida bajo los auspicios de la Cátedra de Flamencología de Jerez, en la propia sede de ésta, calle Quintos, así como en el Alcázar jerezano y en otros diversos escenarios.

De “Parrilla de Jerez” se han escrito tantas y buenas cosas que incidir en ello sería privarles a ustedes de dedicar tiempo a otros menesteres antes de dedicarse a la lectura de una nueva reseña de las múltiples actitudes organizativas e interpretativas del guitarrista; pero no quiero a pesar de ello sin dedicar unas breves líneas para destacar la labor de Manuel en dos apartados: su integración desde el primer día en la serie de la Caja de Ahorros de Jerez “Así canta nuestra tierra en Navidad” a la que asimismo estuve vinculado a través de sus presentaciones. El segundo apartado se centra en la creación de marchas procesionales de las que quiero destacar “Valle de San Telmo”, una especie de oración musical que glosé en la ermita del Santísimo Cristo de la Expiración, ante la imagen de la “flamenca del manto rojo”, como la piropeó el siempre recordado Antonio Gallardo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios