La esquina
José Aguilar
Una querella por la sanidad
La Crestería
Jerez/El año de 2020 va a ser un año cero. O prácticamente a cero. Que uno recuerde ahora a bote pronto han sido dos procesiones las que ha habido en la ciudad. Por un lado la del Niño Jesús de la Buena Muerte y, por otro, la del Cristo de las Almas de la Sacramental de Santiago. Curiosamente dos procesiones que han salido desde el mismo templo. El Prendimiento tendrá que esperar nuevos tiempos. Parece como si Dios hubiera decidido que la preciosa cofradía rojiblanca quedara en el debido confinamiento.
Pero dejando los designios de Dios que siempre escribe derecho en renglones torcidos, este año será para olvidar y para recordar a un mismo tiempo. De todo un poco. Olvidar porque no hay referentes con tantas suspensiones en la historia reciente de las cofradías. No hubo pasos ni ha habido túnicas por las calles jerezanas. Ni marchas ni incienso para la Santísima Virgen María.
Sin embargo, será para recordar también. Todos guardaremos en nuestra retina tanta angustia y tanta necesidad de Dios en medio de una pandemia que asola a través su amenazante virus. Recordar es revivir para las generaciones venideras. Vivimos y sentimos aquel año en el que no hubo cofradías.
Pero habrá que recordar este 2020 no solo por el recuerdo de, si me permiten la expresión, lo puramente anecdótico. No. Habrá que tenerlo en nuestro recuerdo y poner una raya que cruce un tiempo con otro nuevo que se inaugura. Duro y con muchas inquietudes. Pero fascinante también. Donde las hermandades tendrán que reorganizarse, mirar más adentro para desvivirse por sus hermanos. Hermandades con más de hermandad y menos de cara la galería. Cofradías que salen a las calles dejando a un lado el lucir palmito para hacer verdadera estación de penitencia porque hemos visto la amenaza del sufrimiento y la muerte muy cerca de nosotros.
Por tanto, será un año cero que marcará una nueva era. Un ámbito en el que primará la caridad y la solidaridad antes que el lucimiento y la ‘competición’. Debería de ser así. Y si no lo fuera, pues habría que hacer balance y apostillar que no hemos sacado nada provechoso de la penuria de la pandemia. Y el Prendimiento, quizá, tendrá que quedarse en casa un año más. Confinado.
También te puede interesar
La esquina
José Aguilar
Una querella por la sanidad
Cuarto de muestras
Carmen Oteo
Otra vez
El microscopio
La Moncloíta, ¿y ahora qué?
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nada más distinto que dos hermanos