Tacho Rufino

Cuenta tus bendiciones

Gafas de cerca

La sanidad pública es lo mejor que tenemos, a las buenas y a las peores; valorémosla a diario

01 de marzo 2022 - 01:40

Juan Carlos Unzué fue portero de fútbol, y de primer nivel. Ahora, con 54 años, sufre esclerosis lateral amórfica (ELA), aunque no se lo veía sufriente hace unos días en la televisión. Muy al contrario, su mirada y sus palabras en una entrevista te movían a sentir ilusión por la vida, y en absoluto a la lástima por un semejante ante la condena de tan grave enfermedad. El navarro es de esa clase de personas que gusta ver: agraciado, educado, humilde; carente de todo tipo de autocompasión en tal embate de la vida -y la muerte-, con ese aire de seguridad y dignidad que adorna a tantos deportistas. Su forma de hablar es la de un chico bueno e inteligente; sus ojos claros se antojaban claridad del alma. Las manos, por el contrario, declaraban la crueldad de su padecimiento. Unzué, demoledor en su dulzura, dijo que "si te dejan solo, el ELA se hace contigo en tres días". Hablaba del sustento de su mujer y otros familiares, en tan graves horas.

Al día siguiente de buena mañana, el transistor en la mesilla de noche informaba de un dato escalofriante: la inmensa mayoría de las personas que en Estados Unidos incurren en bancarrota privada -en ruina para siempre jamás- lo hacen por no poderse costear el tratamiento de sus enfermedades, las malas, que obligan a la gente a fulminar su patrimonio -si lo tienen- en el empeño de sobrevivir, e inexorablemente de morir. Hay un dicho anglosajón que reza así: Count your blessings (cuenta tus bendiciones). Normalmente ignoramos nuestras suertes. El sistema de salud español es uno de esos privilegios que se nos da a las personas que vivimos en el lado bonito de la vida. Contemos esas bendiciones, a las duras y a las maduras. Valoremos a diario la gratuidad -que no lo es- de la atención médica que gozamos.

Desconozco si Unzué se esté tratando por lo público o por lo privado. Pero, al caso, lo privado en sanidad en España es público en sus costes: la sanidad más dotada es la pública, y es el mejor refugio técnico, a unas malas. Es turbadora la idea de una persona aquejada de ELA o un cáncer canalla en un sitio del primerísimo mundo donde, si no tienes dinero o un buen seguro y quizá ni una buena familia, su debilidad fatal le hará doblemente amarga la gran amargura de verse frente a la enfermedad. Contemos nuestras bendiciones, no olvidemos lo bueno que nos hemos dado, defendamos como definitivo el derecho que nos constituye como país decente. Para vivir y padecer en la mejor paz posible, tarde o temprano. El amor y la protección de los queridos alargan la vida, y sólo hay una, huelga decirlo.

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