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La ciudad y los días

carlos / colón

Diagnóstico confirmado

VENGO de lo de ayer. La derrota educativa (o el suicidio educativo inducido por tantos pedagogos) y el fracaso social han hecho naufragar los proyectos igualitarios que pretendían abatir las barreras sociales y económicas para facilitar el acceso de los jóvenes a los conocimientos y saberes que permiten el ejercicio de la libertad crítica. Muy al contrario, como alertaba en 1962 el informe de la Organización Mundial de la Salud, desde los años 50 la novedad ha sido el fenómeno inverso de "la participación de grupos sociales que hasta ahora habían permanecido fuera de la órbita del comportamiento delictivo".

Citaba ayer varios ejemplos de novelas y películas que ya en los 50 reflejaban este fenómeno que no ha dejado de crecer -crecimiento del machismo y con él del maltrato, borracheras, drogas, accidentes causados por ellas y otras estupideces suicidas como el balconing- arrastrando a los jóvenes a una espiral de seudo-hedonismo consumista que algunas veces acaba en tragedia. Quiero detenerme hoy en uno de esos ejemplos, el de West Side Story, porque su génesis refleja perfectamente la conciencia que ya en la década de los 50 se tenía de la gravedad de este problema que entonces solo empezaba.

En 1949 el coreógrafo Jerome Robbins propuso al compositor Leonard Bernstein y al libretista Arthur Laurents una adaptación modernizada de Romeo y Julieta en la que el enfrentamiento sería entre irlandeses y judíos del Lower East Side de Nueva York. Pero el libreto no convenció a Bernstein. En 1955, durante un encuentro en el Beverly Hills Hotel, Bernstein y Laurents comentaron su preocupación por las noticias del aumento de nuevas formas de delincuencia juvenil, reflejadas ese mismo año en Rebelde sin causa. ¿Y si retomaban el antiguo proyecto convirtiendo a Romeo en un americano de origen polaco, a Julieta en una portorriqueña y los Capuletos y Montescos en las pandillas enfrentadas en el Upper West Side? ¿Y si añadían elementos psicológicos y sociales que intentaran explicar el paradójico auge de la delincuencia juvenil en uno de los momentos de mayor bienestar de la sociedad americana? Así nació West Side Story, estrenada con éxito el 26 de septiembre de 1957 y llevada al cine en 1961. Además de una obra maestra que marcó a una generación de espectadores, entre ellos a mí, era el diagnóstico de un mal que no ha dejado de crecer.

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