Hoy publicamos (“salimos a la calle” decíamos antes) y queremos manifestar nuestra más profunda gratitud por el extraordinario trabajo e imprescindible solidaridad de la comunidad educativa en estos momentos de pandemia de dimensión inesperada.

La adecuación a las circunstancias inevitables o inaplazables han requerido un esfuerzo de entereza, predisposición y resolución formativa y tecnológica sin precedentes.

De celebrar claustros hemos pasado a estar enclaustrados, de no poder usar el móvil en clase a estar pendiente de él (y de todos sus “congéneres”) como un recurso esencial para recibir tareas, compartir investigaciones y buscar opciones en las redes sociales.

Habrá quien diga que en este periodo no presencial no ha habido expulsiones, que ya no se ha salido ni a por tiza, pero también quien piense que ha estado todo el tiempo castigado en un rincón.

La atmósfera se desintoxica de elementos nocivos y opresores y nuestra vida futura habrá de contemplar nuevos horizontes más despejados e innovadores. Nada será igual, aprendamos la lección.